Mientras más vueltas doy a la situación económica, más me convenzo que los agentes económicos deben explorar con particular ahínco cómo exportar. Se abrirán oportunidades. Ya lo explico más adelante.
Pero cómo, protestarán muchos recitando una letanía de obstáculos. Producir en Ecuador es más caro que en Colombia y otros países competidores. No hay mayores perspectivas que el dólar se vaya a debilitar.
En otros países, el gobierno apoya a las exportaciones. Otorga créditos blandos y a largo plazo que permiten a los exportadores financiar a sus compradores. Devuelve los impuestos incorporados a las exportaciones, de manera automática.
Aquí el crédito no existe y el drawback, devolución de impuestos, es complicadísimo y peor, no se cumple. Y vía salvaguardia se grava más a la importación de insumos y maquinarias para la exportación.
En otros países los exportadores pueden contratar mano de obra para las temporadas que necesitan y en horarios convenientes. El Ecuador califica como #123 entre 138 países por atractivo del mercado laboral para los inversionistas, dada su extrema rigidez.
¿Entonces, como puedo decir que hay que auscultar el mercado externo?
Porque el mercado interno está deprimido, y no están puestas las bases para un retorno de su crecimiento. El gobierno alienta la liquidez de la economía mediante el pago de atrasos y manteniendo el gasto corriente, pero a costa de endeudar al país al 10,75%, lo cual es insostenible, y tan sólo pospone el ajuste para el próximo gobierno. Mientras más deuda se contrata hoy, más fuerte el ajuste a partir de mayo. El escenario del FMI es que la economía se mantendrá deprimida por cinco años. Si bien habrá nichos de oportunidad en el mercado interno, éste, como un todo, permanecerá deprimido el futuro previsible.Más importante aún, ante expectativas de bajos ingresos petroleros, y agotada la opción de endeudarse agresivamente, el gobierno entrante tendrá urgente necesidad de divisas de exportaciones privadas, para equilibrar la balanza de pagos. Las trabas a la exportación que ha montado este gobierno, tendrán que desmantelarse y reemplazarse con incentivos. No hay más opción; algunos de los candidatos lo harían con entusiasmo, otros a regañadientes, pero todos lo tienen que hacer. Habrá drawback que funcione, acuerdos comerciales, mercado laboral más flexible.
Sí hay otra alternativa, me dirán; que a pesar de todo, el próximo gobierno se despreocupe de las exportaciones. Pero bajo ese escenario, a corto plazo tendríamos un colapso económico que arrastraría la dolarización. Del caos resultante, los beneficiarios serían los exportadores, en base a una nueva moneda devaluada.
Las exportaciones saldrán privilegiadas, por las buenas o por las malas.