Una de las medidas anunciadas por los países de la Unasur para enfrentar una eventual crisis económica es fomentar el comercio dentro de la región.
La intención es correcta, pero el organismo regional debiera dar respuesta a tres preguntas básicas: qué productos se pueden vender dentro de la región, cuánto aumentaría el comercio con esa iniciativa y en cuánto tiempo se pudieran obtener resultados.
Si los efectos de la crisis internacional llegaran en los próximos meses, una medida que daría resultados en varios años sería infructuosa.
Y si los países de la región producen básicamente materias primas para el resto del mundo, el cambio de matriz productiva también pudiera tomar décadas.
La situación de América Latina es más o menos parecida a lo que sucede en Ecuador. Aunque las exportaciones han aumentado en los últimos años -básicamente por precios-, el país vende prácticamente lo mismo: petróleo, banano, camarón y flores.
Sus clientes más importantes siguen siendo EE.UU., Europa y la Comunidad Andina. El comercio con los países de la región apenas subió unos dos puntos desde el 2004, un año considerado estable.
En América Latina y El Caribe, un 20% del total de sus exportaciones se dirige a países dentro de la región, según datos del Fondo Monetario.
Aunque ese nivel es superior al registrado en otras regiones emergentes, se ha mantenido relativamente constante en la última década. Sus ventas han crecido por la mayor demanda de China, pero son materias primas.