El optimismo desbordante, con que América del Sur superaba su largo estancamiento, tuvo fin prematuro con el desplome de las materias primas. Petróleo y gas (Ecuador, Venezuela, Colombia, Bolivia), pero también metales (Chile, Perú, Brasil) y cereales (Argentina, Uruguay, Brasil). Cayeron los ingresos fiscales y se deterioró la balanza de pagos.
Los capitales, que en bonanza se atropellan por entrar, en estrechez pugnan por salir, y se deteriora la cuenta de capitales. Colombia, Perú, Chile y Brasil sufrieron salida de capitales privados; Ecuador y Venezuela, la merma en el flujo del crédito chino.
El “milagro” de principios de la década resultó no ser tal. No hay “década ganada” sino década desperdiciada; la abundancia no se aprovechó para apuntalar al sector productivo, que tome la posta cuando desapareciesen los ingresos extraordinarios.
El populismo es el sistema de gobierno óptimo para despilfarrar la abundancia; pero se acabó la fiesta y comenzó el chuchaqui; los populistas están de salida. Le toca a los vilipendiados ortodoxos y prudentes la ingrata tarea de reconstrucción.
Primera en irse: Cristina, luego de 12 años en que el matrimonio K desbarató la economía Argentina. Macri pisó fuerte, devaluó la moneda al nivel del mercado paralelo, eliminó los subsidios generalizados, elevó la tasa de interés, arregló con los tenedores de bonos que tenían enjuiciada a la república.
Sin diferencial cambiario, los ahorristas en dólares los cambiaron a pesos, aumentando los dólares en los bancos; los soyeros y trigueros multiplicaron sus exportaciones, mejorando la balanza comercial; el arreglo con acreedores permitió que Argentina hiciera una fuerte colocación de bonos. Pero aumentó el costo de vida y se estima que la inflación será de 30% este año. 2016 será malo, pero limpiar lo que dejaron los Kirchner, cuesta. En 2017 se iniciará la recuperación.
En Brasil se va Dilma. Su destitución se pide por el mal manejo económico y a la endémica corrupción de su gobierno y el de Lula, aunque las denuncias no la tocan a ella (a diferencia de Cristina, hoy ante los tribunales). Es probable que el gobierno de Temer recurra al FMI para equilibrar la economía.
Venezuela: El período presidencial de Maduro expira en 2019, pero su popularidad está por los suelos y hay mecanismos constitucionales para su remoción. La oposición debe alistar un programa económico emergente para recuperar al país lo antes posible de la peor administración económica del mundo.
Este 24 de mayo, Rafael Correa enfatizó que deja el poder en mayo de 2017. Evo se quedará solo hasta 2020, cuando expirará su postrer mandato luego que los bolivianos dijeran no a una nueva reelección. ¿Será el fin de esta ola de populismo en Sudamérica… para retornar con las vacas gordas?