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Todo fue hasta aprobar el aumento de impuestos para equilibrar las finanzas públicas -como dice la ley-, lo cual significa que estaban o siguen desequilibradas, pese al argumento oficial de que no había crisis.
Durante la campaña para aprobar el proyecto urgente en materia económica se habló de lo malo que resulta para la salud el consumo de bebidas azucaradas, alcohólicas y los cigarrillos (lo cual es verdad), cuyos impuestos subieron y los productores ya trasladan el impacto a los consumidores. El sustento era que iban a subir unos pocos centavos, pero eso no es así. Basta con visitar las tiendas.
Lo curioso es que en lugar de implementar una campaña masiva, clara, sostenida y permanente para concienciar a la gente sobre el impacto del consumo de estos productos, el Gobierno –a través de dos ministros- a los pocos días resuelve extender los horarios y flexibilizar la venta, lo que fue rechazado en varias ciudades. Sin embargo, como no atinan en las políticas, resuelven luego suspender la disposición. Hablaron que hacían daño estos productos, luego aumentan el tiempo de expendio y finalmente rectifican.
Dónde están las campañas nacionales que debe impulsar el Estado para concienciar a la gente en un tema cultural, que recomiendan los médicos, de calidad y buen estilo de vida, de consumo de bebidas y alimentos que no causen daño a las personas, aunque esto finalmente sea una responsabilidad individual.
El consumo permanente de bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas y cigarrillos, que subieron de precio, causa daño a la salud. Es un problema antiguo, que sirvió como plataforma para aumentar los tributos y luego se vuelve a lo mismo. A los nueve años de administración se dan cuenta de esta situación. Cuando había la bonanza petrolera ni pensaban en esto y solo servía para el despilfarro y el enorme gasto público. Estas políticas no solo que se asemejan a lo que tanto han criticado del pasado sino que lo hacen con mayor solvencia y muchísima más propaganda.
Pero a quiénes impactan más estas medidas. Primero a los consumidores, que hoy tienen que pagar más en medio de la crisis. La cotidianidad lo confirma. Por estudios presentados por la Asociación de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (uno de Millward Brown – Habitus), los negocios más afectados son las tiendas pequeñas. Por ello, quienes están agrupados alrededor de los tenderos, que son miles, denunciaron antes de la aprobación del aumento de estos impuestos que les afectará gravemente, incluso hasta llegar al cierre de sus negocios.
¿Acaso eso no golpea a las clases media y baja? Los discursos y la propaganda venden otra cosa: el buen vivir. Y aún hay gente que aplaude a ciegas, sin razonamiento ni fundamentos, a espaldas de una realidad que se vive a diario.