En los muros del Teatro Municipal, en San Gabriel, quedaron plasmadas tres obras, situadas en la parte de arriba. Foto: Francisco Espinoza/ EL COMERCIO
Murales inspirados en la iconografía del pueblo Pasto decoran las urbes de Tulcán, San Gabriel, Huaca y El Ángel, en Carchi. Se trata de 12 obras plasmadas en muros de mercados teatros, casas y bulevares.
Son interpretaciones sobre detalles hallados en vestigios de esta etnia indígena, que ocupó por siglos la actual frontera colombo-ecuatoriana.
Desde el punto de vista del diseño, los pastos fueron minimalistas y conceptuales, considera Rommel Sánchez.
Este diseñador gráfico de profesión, que domina la aerografía, fue uno de los seis artistas que intervinieron en el festival de murales, que se realizó a inicios de mes.
La cita, denominada El Color de los Pastos, es un esfuerzo por rescatar la identidad cultural de este pueblo ancestral, señala Omar Almeida, gestor de este proyecto artístico.
En el territorio de la Cultura Pasto, que abarca la zona de la provincia del Carchi, en Ecuador y los departamentos Nariño y Putumayo, en Colombia, se han desarrollado estudios de imágenes sobre petroglifos, alfarería y textil.
Los especialistas consideran que en actividades como la artesanía, los pastos tuvieron influencia de etnias de las regiones amazónica y andina. De los primeros adquirieron las formas estilizadas y de los otros, los trazos geométricos.
Lo interesante del festival es que cada artista reinterpretó los modelos originales, que en su momento elaboraron los antiguos artesanos pastos. Tres meses antes de plasmar estas obras de gran formato, los artistas recibieron una base de imágenes sobre esta nación.
Sánchez, oriundo de San Gabriel, se autoidentifica como descendiente pasto. Él explica que la cosmovisión de esta etnia está ligada a dioses, a animales y a la sociedad comunitaria, cuyo elemento central es el sol, terminado en ocho puntas.
Se cree que este ícono sirvió como un calendario agrícola, que ayudaba a identificar los equinoccios y solsticios.
La propuesta también buscó que, desde una mirada externa,
dos artistas dieran nueva lectura a las formas milenarias.
Santiago Vaca, de Quito, dice que esta propuesta de arte de la calle es un espacio que busca promover la curiosidad e interpretación de los vecinos. “Tomé este referente para reivindicar a los pastos”.
A la artista plástica peruana Amanda Azul le llamó la atención el diseño y la realización gráfica de esta cultura, que quedó grabada especialmente en la cerámica. En uno de los dos murales que plasmó en Carchi, Azul dibujó un ojo; a esta obra la tituló Raíces. “Es regresar a nuestro origen, porque todo lo tenemos en nuestras culturas, creencias, danzas…”.
Los murales de los artistas Rommel Sánchez, Amanda Azul y Santiago Vaca decoran varias ciudades de Carchi. Foto: Cortesía Imaku Estudio Audiovisual
La tarea también estuvo a cargo de los artistas locales: Rina Padilla, Fernando Revelo y Andrés Alvarado, de Tulcán.
Las obras están en sitios estratégicos. En Tulcán, por ejemplo, los dibujos se plasmaron en los muros del mercado San Miguel y en San Gabriel, en el Teatro Municipal.
Ana Rueda, vecina de esta última urbe, considera que las pinturas representan la identidad de esta etnia, es decir, quiénes eran y qué hacían.
Este fue uno de los ocho proyectos ganadores de los Fondos Concursables de la Dirección del Ministerio de Cultura. La propuesta cultural incluye la producción de un audiovisual de cómo se pintaron los 12 murales y de los dos foros en Tulcán y en San Gabriel.
Omar Almeida explica que la idea es proponer debates que fortalezcan esta cultura. Un proceso de rescate parecido se ha dado en el vecino país del norte, desde el 2006.
Las obras con los íconos de esta cultura antigua adornan muros de cuatro ciudades