Entrevista del día a María Soledad Herrera, psicóloga industrial.
Hace unos días, la consultora internacional Mercer publicó un ‘ranking’ mundial en el cual Ecuador se ubica como uno de los países con menos días de vacaciones al año. ¿Un empleado es más productivo mientras más vacaciones tiene?
No hay un indicador directamente proporcional entre productividad y días de descanso. La productividad de la gente se da por otras razones: porque trabaja en la posición adecuada, porque hay un balance entre la vida personal y laboral, etc. A nivel empresarial, la productividad se mide en base a los objetivos, los cuales no están dados por las horas trabajadas sino por su desempeño.
El empleado responsable, profesional, maduro, cumple sus objetivos en los tiempos que debe cumplir. Y, si la empresa es sana, le reconocerá, ya sea económicamente, con una palmadita o con un premio. Eso sí le motiva.
Y cuando una persona regresa de vacaciones o de feriados, ¿está más dispuesta a trabajar o más apática?
Ni lo uno ni lo otro. Todo depende de cómo estuvieron sus vacaciones. Porque pueden ser cinco días de vacaciones, con los cuatro hijos en la playa, y estoy segura que regresa más cansado físicamente. Sin embargo, en su mente hizo un cambio adecuado. Dejó el trabajo y estuvo con su familia. A eso me refiero con el balance entre lo personal y lo laboral.
Evidentemente, las personas necesitan un alto en sus actividades. Pero eso no tiene que ser ni quincenal, ni mensual, ni anual. Tiene que ser todos los días. Nosotros, por ejemplo, aplicamos una metodología de trabajo llamada Energía para el desempeño, en la que hay ciertas reglas que cumplir: levantarse del escritorio a caminar cada una o dos horas, comer algo cada tres horas, no hablar de trabajo durante el momento del almuerzo, etc.
Pero el ambiente cambia cuando aparece un sorpresivo día de feriado, como el del próximo 2 de enero del 2012.
Todo feriado tiene su razón de ser. En el caso de las fiestas de fin de año hay un factor emocional. Se termina un año, se cierra la puerta a un ciclo. Y empiezan nuevos objetivos y metas. Y se necesita una pausa, para relajarse, disfrutar y empezar con energía el siguiente año.
A mi me parece muy bien lo que hace Colombia, por ejemplo. Es decir, cuando un feriado cae en sábado o domingo, se lo pasa al lunes, para cumplir con ciertas tradiciones propias.
Pero mucho se ha comentado que las empresas en Colombia son más productivas que en Ecuador, pese a que allá hay más días libres.
A nivel de empresas, y mucho más en las multinacionales, estamos igual. Vamos bien, porque las empresas de hoy se rigen a planes de cumplimiento. Cada vez son organizaciones más sanas.
¿Funcionan las estrategias de países más desarrollados donde se recortan las horas laborables a la semana?
Las nuevas tendencias no van hacia contabilizar horas. En las empresas modernas hay dos tipos de horarios: los remotos y los flexibles. En los primeros, las personas escogen los días de la semana que trabajan desde la casa. En los segundos, eligen si entran a las 07:00, 08:00 o 09:00. ¿Cómo se organiza la persona? Eso depende de sus competencias. El cumplimiento genera confianza.
¿Y cómo hacer que una persona ‘se ponga la camiseta’ de la organización?
Hay dos partes. La primera es tener planes de reconocimiento para todos los empleados: económicos, premios, días libres, apoyo en estudios, etc. La segunda es a nivel individual y hay que saber qué es lo que desea cada persona.
El nivel de compromiso es real cuando la persona siente que la organización le está dando lo mismo que ella da. Obviamente, hablo en el caso de que la persona disfruta de lo que está haciendo.
¿Las nuevas generaciones son más o menos trabajadoras que las de antes?
Son iguales. Lo que pasa es que las empresas y sus directivos eran distintos antes. Había que llegar a tal hora, cumplir tantas horas de trabajo, generar tantos recursos en tanto tiempo sin costo, había las máquinas de timbrar tarjeta de entrada, era mal visto pedir aumento de salario, le decían vago si pedía un día de permiso o salía a la hora exacta, etc.
Hoy, en empresas sanas, si la persona se está quedando varios días hasta más de las 20:00 ya hay preocupación: o está con demasiado trabajo, o sus procesos no son adecuados, o no tiene las herramientas suficientes… Hoy se prioriza la salud del empleado.
Y en estos tiempos de conectividad, ¿cómo manejar el tema de las vacaciones?
Cuando una persona se va de vacaciones o se va a su casa después de la jornada laboral no se le llama. Cuando yo salgo de vacaciones, digo que solo me pueden llamar por tres causas: terremoto, amenaza de bomba o secuestro de más de un ejecutivo. En las empresas modernas se busca la desconexión total en esos días.