Con asombro e indignación he leído en los diarios El Telégrafo y EL COMERCIO, del 9 de enero pasado, el resultado de las investigaciones de la Fiscalía, así como las declaraciones, libres y voluntarias, de dos exdirigentes de la FEF. El responsable de la logística, V. Luna, sin contrato legal vigente pero con chequera en blanco, devengaba USD 6 000 mensuales “más el 25% de los premios ganados por la Selección”.
No hemos conocido que fuese capitán de la Tri, su delantero goleador, entrenador, asistente técnico, preparador físico o kinesiólogo, como para que reciba nada más ni nada menos que la cuarta parte de esos premios, en detrimento del monto repartible a los jugadores, quienes son los que verdaderamente los generan con su esfuerzo y sudor de la camiseta en cada partido.
Más doloroso aun cuando muchos de ellos han manifestado su deseo de representarnos sin cobrar un centavo, sino únicamente por el honor de vestir la camiseta nacional.Según L. Chiriboga, su situación económica era paupérrima.
El pobrecito casi, casi sobrevivía con su pensión jubilar de USD 1 390, pues los 240 000 que según la Fiscalía recibió de la Conmebol, los utilizó para el salvataje de una de sus empresas y otra de ellas, dedicada a la organización y promoción de eventos, entre 2010 a 2015 invirtió USD 550 000 y únicamente rindió 5 millones de dólares por lo que tuvo que liquidarle por falta de rentabilidad (¿). Es que verdaderamente dan deseos de llorar. Sin lugar a dudas, que ‘El Chapo’ ecuatoriano es el más sabroso de todos.