La oposición tomó el control de la Asamblea Nacional y habla de una fórmula constitucional contra Maduro.
Tras 16 largos años de hegemonía chavista, Venezuela asiste a un cambio clave, con la oposición como protagonista, como consecuencia de su triunfo en las elecciones parlamentarias de diciembre.
Ayer, la opositora Mesa de la Unidad Democrática captó la Presidencia de la Asamblea Nacional. Se restablece así un equilibro de pesos y contrapesos importante en el sistema democrático.
En medio de un ambiente tenso, con partidarios de ambos bandos en las calles, se instaló una sesión parlamentaria en la que no estuvieron presentes cuatro de los legisladores opositores impugnados por una estratagema jurídica del chavismo que debiera resolverse pronto. Se persigue de esta manera bloquear la mayoría calificada de la oposición que podría facilitar varios cambios en la estructura venezolana.
Henry Ramos Allup, militante de la socialdemócrata fuerza de Acción Democrática (uno de los grupos dominantes durante la época del bipartidismo) fue elegido como presidente de la Asamblea Nacional. La dignidad la ocupaba el chavista Diosdado Cabello, quien seguía las incidencias de la sesión, sonriente y desde una curul.
La oposición propondrá cambios económicos. Caso contrario, Ramos buscará desplazar a Maduro del poder con una vía constitucional y pacífica.
De cualquier manera, el tono de los discursos fue altisonante y presagia una crispado pulso entre el Partido Socialista Unido de Venezuela, al que pertenece el Presidente, y la MUD.