“El último de los maestros”. Así le llamaron hace algunos años a Marco Antonio Rodríguez, en un Encuentro de Escritores en Portoviejo. Eso es lo que significa para amplios sectores de muestro país este ilustre ecuatoriano, por sus libros, su pensamiento, su vida, su magisterio. Millares de ecuatorianos hemos leído sus obras y gracias a él aprendimos a “leer”.
Su paso por la Casa de la Cultura Ecuatoriana fue histórico, no obstante el silencio que se hizo sobre el mismo porque, seguramente, los medios de comunicación aún temían al actual gobernante y el maestro fue su contradictor. Defendió la dignidad de esa benemérita institución, ahora entregada al oficialismo sin el más mínimo pudor.
Este breve mensaje de reconocimiento por todo lo que ha dado Marco Antonio Rodríguez al Ecuador y a América. “Solo faltas tú, me salió del alma decirte”, escribió Luis Alberto Luna Tobar cuando el maestro entregó al mundo Grandes del siglo XX.
Aprovecho la ocasión para felicitar a Diario EL COMERCIO por haber publicado su artículo ‘Universidad: ¿evolución o involución? (miércoles 25 de noviembre de 2015). Ya era hora de que una voz grande como la de Rodríguez aclare las pseudorreformas de la ‘revolución ciudadana’, que arrasaron con la autonomía universitaria castrándola para un buen tiempo. ¿Comprenderán esta lección del maestro los noveleros y ‘sesudos’ reformadores…?
Sí a los avances de la ciencia y de la tecnología, sí al rigor académico, no a la deshumanización de nuestra enseñanza.