Se acerca la hora cero para definir el trámite del proyecto de las enmiendas constitucionales, que el oficialismo pretende imponer aprovechando la mayoría de votos en la Asamblea, pero en medio de cuestionamientos de forma y de fondo.
Lo lógico sería -como ha sido el pedido de la mayoría de ecuatorianos, según encuestas, aunque su reacción sea pasiva pero no debe abusarse porque la paciencia tiene su límite- que se convoque a una consulta popular para que sea el pueblo el que en las urnas diga libremente sí o no a los planteamientos oficiales.
No hay que olvidar que para que se ponga en vigencia la actual Constitución se llamó a las urnas en septiembre del 2008 y la mayoría se pronunció a favor. Hoy se quiere hacerlo a espaldas de su pronunciamiento directo.
Cómo es posible que en mayo del 2011 se convocara a una consulta para pronunciarse sobre la metida de mano en la justicia, que fue el argumento oficial, y se llegó a plantear temas de menor importancia política: el funcionamiento de los casinos, las peleas de gallos y las corridas de toros.
Hoy se quiere imponer reformas más trascendentales que pretenden acomodar la Constitución a un proyecto político que no quiere dejar el poder. Resulta que los amantes de las consultas al pueblo cambiaron de idea y ya no quieren hacerlo, seguramente porque saben el revés que tendrían y creen que democracia es solo ganar como sea y no aceptan la posibilidad de una derrota, en medio de discursos forzados y contradictorios. Una cosa dijeron en Montecristi y otra cosa hoy.
El país no ha reparado ni reaccionado frente a los atropellos legales y constitucionales, que han sido analizados en detalle por juristas e investigadores. El excontralor del Estado, Marcelo Merlo, uno de ellos, que en un estudio minucioso demostró documentadamente el trámite irregular de la reforma y determinó falsedad ideológica, con críticas al accionar del manejo en la Legislatura y luego de una vergonzosa actuación de la Corte Constitucional (CC). Hoy incluso en el mismo sector oficial admiten públicamente el error de haber dejado libre del control político a la CC cuando se aprobara la Constitución en Montecristi.
Hoy resulta que, desoyendo el pedido popular y burlándose de los críticos, se pretende aprobar en segundo debate en vísperas de las fiestas de Quito, presumiblemente como “homenaje a la ciudad”, que ha tenido grandes gestas libertarias incluso antes de ser República. El primer grito de Independencia del 10 de agosto de 1809 y por ello su calificativo de Quito, Luz de América. La acción de los patriotas del 2 de agosto de 1810. Por todo esto no deberían jugar con fuego porque la reacción frente a los atropellos, autoritarismos y abusos del poder se puede dar hoy, mañana o en el futuro. Se olvidan de las acciones en las calles en las que incluso algunos de los que forman parte del Régimen participaron en el pasado en la Shyris.