A vista y paciencia de todos los residentes y transeúntes en Quito, el tráfico es cada vez peor. El término caos ya no alcanza para lo que hay que soportar, en especial, entre lunes y viernes de cada semana. La contaminación generada por centenares de unidades de transporte popular, escolar y vehículos pesados en general, es acompañada por la contaminación producida por el ruido. Si a esto se añade la ineficacia de la Policía Metropolitana, parecería ser que los responsables de organizar la circulación de vehículos en esta ciudad, no se dan cuenta que al disponer la ubicación de varios policías metropolitanos en un mismo lugar, no es la solución porque colaboran aún más, pródigamente, para la ofuscación e irritación de conductores y peatones.
Las calles y avenidas de la Capital ya no abastecen a miles de vehículos de todo tipo. La ciudad tiene, entre otras, seis avenidas importantes cuyo trayecto es longitudinal: América; 10 de Agosto; Amazonas; de los Shyris; de 6 de Diciembre y Eloy Alfaro, sin contar con la Nueva Vía Oriental y la Occidental. No creo que sea tarea difícil para los planificadores que debe tener el Municipio capitalino, sugerir al Alcalde la construcción de por lo menos dos aerovías de transporte popular en una o más de las avenidas mencionadas, tal como se lo quiere hacer desde la ciudad de Guayaquil hasta los cantones de Durán y Samborondón. Digno ejemplo a seguir.
El Trole y la Ecovia han servido durante muchos años a millones de usuarios. Lastimosamente, su infraestructura no acompaña a las demandas y necesidades actuales de los habitantes que utilizan sus unidades todos los días del año. La construcción de aerovías alternativas para solucionar esta situación debería ser motivo de preocupación y atención urgentes para el señor Alcalde y concejales.
Medidas inaplazables, como las de desaparecer los redondeles de las avenidas América y Mariana de Jesús; Colón y 12 de Octubre y obligar a los propietarios de vehículos que funcionan con diésel, especialmente pesados, a la instalación inmediata de filtros destinados para disminuir la contaminación, mediante acertadas ordenanzas municipales, es labor que corresponde a quienes deben salvaguardar la salud integral de niños, adultos y mayores que viven en Quito y sus alrededores.