No me entiendan mal. Como católico anhelo fervientemente que el Sumo Pontífice venga al Ecuador, pero:
1. Sé que más de un politiquillo lo va a usar para darse un baño de popularidad o para “acordarse” que ha sido católico y que “había que ir a misa”.
2. Muchos politiquillos, como si fuera campaña electoral, empezarán a repartir besos y abrazos a cuanto obispo o sacerdote vean para “demostrar” que siempre han estado del lado de la Iglesia.
3. Muchos politiquillos tratarán de agasajarlo con comidas, bebidas, almuerzos, etc. Mientras no hacen nada por aquellas personas que realmente sufren (niños abandonados, jubilados, enfermos, etc.).
4. Muchos politiquillos propondrán ofrecerle condecoraciones y placas de reconocimiento, cuando él ya tiene la mejor condecoración que una persona puede poseer: El pectoral (crucifijo) y la autoridad moral que le da su coherencia de vida.Sí quiero que venga el Papa, pero no quiero que lo haga para que lo utilicen.