Desde la existencia del ser humano, este ha buscado expresar sus ideas, sentimientos y opiniones. Por ejemplo: pintando en rocas vivencias cotidianas para que otras personas lo vean. En la actualidad, miles de años después de estas primeras expresiones, existe una vasta cantidad de medios por los cuales las personas pueden expresarse.
En este espacio, Cartas a la Dirección, los ciudadanos podemos plasmar nuestras ideas, siempre y cuando no sean ofensivas, como claramente se detalla en el encabezado de esta sección. Sin embargo y lamentablemente, como ha evolucionado la comunicación, el desarrollo del pensamiento no ha sido a la par en todos. Gente ofendida por opiniones no puede tomar con madurez críticas constructivas y, por el contrario, analizarlas para buscar un cambio positivo.
A diario los medios de comunicación expresan quejas sobre el aparente y coartado derecho a la libertad de expresión. Pero lo que pasa en otro ámbito más pequeño, la misma sociedad y entorno familiar, permite que esta libertad no pueda ser ejercida.
Frases como “mijito no dirá nada” o “no puede una hormiga pelear con un elefante”, forman parte de la idiosincrasia nuestra.Es una pena que la libertad de expresión sea coartada desde los hogares y se refleje a nivel de país.