La dominación de una comunicación estereotipada como de servicio público, va mucho más allá del control y la censura; cuando algunos medios de comunicación pueden servir como intermediarios para moldear e imponer una realidad ficticia, que existe únicamente en la mentalidad de quienes abusan del poder y pretenden asumir roles que extralimitan sus funciones.
A este fenómeno, pensadores como Baudrillard denominan hiperrealidad. La descripción de una realidad que nunca existió, ni existe, pero que se pretende asentarla desde un discurso tendencioso, con el que se quiere disfrazar a la realidad en la que se vive.
Se dice por ejemplo, que las FF.AA., desde hace mucho tiempo cumplen tareas “complementarias” con la Policía Nacional. Que a las entidades de seguridad ciudadana que actualmente existen, Guardia Forestal, Cuerpo de Vigilancia Aduanera, “solo” se las va a regularizar, estandarizar y profesionalizar.
El engaño o desconocimiento radica en la confusión de lo que son el espacio y la función profesional.
Las FF.AA. cumplen funciones de protección y seguridad en las fronteras, como militares no como policías. Sus operaciones son de vigilancia y reconocimiento, como parte de los planes militares de cobertura, que dependiendo de la situación pueden pasar a operaciones de combate, algo que sería inadmisible en el interior del país. Por lo tanto, no realizan inteligencia, prevención, control y persecución del delito, como se pretende, con la reforma al artículo 158 de la Constitución. Enmienda propuesta después de haberse realizado la reforma de la Ley de Seguridad Pública y del Estado, al darse cuenta de la barbaridad de reformar la Constitución con una Ley.
Por otro lado, las entidades de seguridad, claro que existen, pero no se dice que se pretende trasladar a 7 900 efectivos de las FF.AA., para dizque profesionalizar a esas entidades. Intención que forma parte del proceso de la transformación y desmantelamiento de las FF.AA., con los recortes de personal y los cambios curriculares en la formación profesional.
Se busca también prefabricar una identidad en búsqueda del triunfo de las enmiendas constitucionales; traicionando a su propia conciencia y anulando la reflexión, cuando se dice que se “orientara” la gestión de las entidades de la Seguridad Integral, Defensa, Cancillería, Justicia, Gestión de Riesgos, ECU 911, Secretaría de Inteligencia, con las cuales el Ministerio de Coordinación de Seguridad trabaja para que las políticas en el ámbito de la seguridad tengan el concepto de la integralidad. Probablemente por esa razón no se ha emitido una Política Nacional de Seguridad Pública; ya que según se dice, los ministerios de Defensa, Relaciones Exteriores y Justicia “dependen directamente del Ministerio Coordinador”, arrogándose liderazgo y la potestad presidencial para decidir y emitir políticas públicas nacionales.
Oswaldo Jarrín R. / Columnista invitado