Quito se encuentra seriamente amenazada por actitudes políticas discordantes que revelan una carga de intolerancia jamás vista. La falta de principios ideológicos claros divide a los ciudadanos en revolucionarios y contrarrevolucionarios.
Pensar diferente ubica a las personas en la oposición o la restauración conservadora, según los nuevos afanes electorales que buscan confundir a la ciudadanía con la muletilla de que la administración anterior fue mejor, la irresponsabilidad y la demagogia no van más, tampoco puede haber revanchismo político en el Municipio de Quito. ¿Se construye o no el Metro para la ciudad?, ¿Los estudios realizados se ajustan a la realidad económica del Municipio?, ¿Existe el suficiente financiamiento?, ¡¿Sí o No?! Un tema técnico de movilidad se ajusta a la realidad financiera y administrativa de la capital de los ecuatorianos, nos guste o no. El 23 de febrero del 2014, elegimos a las nuevas autoridades de la capital. Alcalde y concejales se encuentran en funciones con la obligación de trabajar por la ciudad, desterrando a sectores interesados en sembrar el caos y que han politizado el tema del Metro agitando sentimientos de revancha para obstaculizar la administración municipal que siempre ha trabajado en función de la ciudad y no de cálculos políticos. Esta vez no puede ser la excepción. Si el Gobierno desea construir el Metro, que lo haga. El Municipio de Quito no puede estar sujeto a chantajes políticos.