Trascendió que Rafael Correa prepara maletas para reunirse con el presidente Xi Jinping en enero. El tiempo apremia puesto que el entorno se deteriora. El precio del crudo nacional debe estar por debajo de USD 50 por barril, el dólar se fortalece de manera sostenida, cae la cotización de los bonos ecuatorianos.
La mejor opción que tiene el país en el corto plazo es una reactivación de la inversión y el crédito de la China. Al haber obtenido de Pekín préstamos de corto plazo pagaderos en petróleo, a los que denominamos venta anticipada, a menor precio de petróleo hay que entregar más crudo para servir el crédito, y queda menos petróleo disponible para exportar.
En cuanto al crédito de mediano plazo, a una tasa de interés de al menos 7%, su servicio se torna duro sin desembolsos por un monto equivalente. En el año que fenece el crédito chino fue escaso.
Lo que prestan las multilaterales no cubre el hoyo.
Respecto a la inversión, las empresas de EE.UU., Europa o Japón no han visto atractivo al Ecuador. Si bien habría que trabajar para atraer capital de esos países, es con China con la que ha habido una relación fluida.
El proyecto pendiente de mayor interés para el país es la Refinería del Pacífico (RdP). De diversas fuentes se escucha que China está dispuesta a comprometerse en el proyecto dentro del contexto de un entendimiento más general pero en versión menos ambiciosa que el original, por sólo USD 10 000 millones.
Viéndola aisladamente, RdP es conveniente. Si con su inauguración se cierra la antigua refinería de La Libertad, el grueso de la producción sería para el consumo interno.
Pero estimo que las autoridades deberían repensar RdP en el contexto de las nuevas realidades. Que no sea que por financiar RdP, China reduzca crédito que pueda destinarse a proyectos con mayor valor agregado nacional, necesarios para impulsar el crecimiento económico.
A Pekín le interesa RdP en el contexto de aumentar la producción petrolera, en particular el campo maduro Auca que está sin adjudicar. Pero hay dos grandes proyectos, ITT y Pungarayacu, para los que no se tiene un contratista interesado en su desarrollo.
Luego está el gran proyecto cuprífero Mirador que maneja Ecuacorriente, cuya explotación ya debió comenzar, pero que tiene sustancial retraso. Desconozco si las recientes disposiciones en materia minera que dictó el Gobierno contribuirán a dinamizar a este proyecto, o si Mirador dejó de ser atractivo bajo el actual contrato dada la caída del precio del cobre.
A principios de su gobierno el presidente Correa llegó a un entendimiento mutuamente beneficioso con su homólogo chino. Pero ahora China tiene otro Presidente, y quizá otras prioridades. Un buen nuevo acuerdo de cooperación aliviaría el costo del ajuste a las nuevas condiciones económicas.