Los comicios seccionales del 23 de febrero constituyen para el Consejo Nacional Electoral (CNE) la piedra fundacional de la modernización de todo el sistema electoral ecuatoriano.
La necesidad de impulsar el Sistema Integrado de Administración Electoral (SIAE); los planes piloto de votación electrónica en Azuay y Santo Domingo de los Tsáchilas; así como la instalación del programa de conteo rápido, no solo darán forma, en el 2017, a un sistema informático 100% ecuatoriano, sino que, en palabras de Paúl Salazar, vicepresidente del CNE, estos elementos tecnológicos serán la garantía de procesos transparentes.
Sin embargo, estos esfuerzos se contraponen con las críticas recurrentes a la forma en la que el CNE, por ejemplo, ejerce su control político a los actores de esta campaña electoral.
Tres sistemas de avanzada
El gran paraguas del sistema informático de la Función Electoral es el SIAE. La empresa que brinda su asesoría es Scytl, de origen español. Estuvo en las últimas elecciones de EE.UU. en 1 400 condados de 30 estados. Uno de su puntos fuertes es el voto por Internet.
Por su alta tecnología, el CNE le encarga el desarrollo de todo el sistema integrado, constituido por 18 módulos.
Según el director general para América Latina de Scytl, Edgardo Torres Caballero, el SIAE tiene que ver con todo el proceso de gestión electoral. Es decir: la modernización de los sistemas de registro (padrones, listas de afiliaciones, etc), gestión de candidaturas, fiscalización de los fondos económicos que reciben, los partidos, esquemas de capacitación, procesos de escrutinio, de auditoría, entre otras etapas.
En cuanto a los modelos de voto electrónico, que el CNE está probando, viene de dos países. En Azuay se usará el sistema de la empresa argentina MSA, vigente en la provincia Salta (noroeste de ese país).
En Santo Domingo de los Tsáchilas, en cambio, se usará el sistema venezolano con el aporte de Smartmatic, una de las más poderosas del mundo en esta modalidad. Con su matriz en Londres, ha organizado elecciones en Bélgica, India, Brasil, Filipina y Venezuela.
Estos dos sistemas son muy parecidos. Cuentan con pantallas táctiles, sin conexión a Internet para evitar la manipulación de los datos desde otros terminales. Los votos que dejan los electores son almacenados mediante algoritmos que, según Salazar, “solo se podrían descifrar en miles de años” a quienes no tienen la llave de acceso al sistema.
Las diferencias de los dos modelos radican en el lugar donde se alojan los datos. En el caso de Santo Domingo, los votos se almacenan adentro de la máquina, que entran de manera aleatoria y en un algoritmo. En el caso azuayo, son las papeletas que tienen un chip para el registro de los votos.
El sistema de conteo rápido, que se aplicará en todo el país para prefectos y alcaldes con excepción de Azuay y Santo Domingo, proviene de la Junta Central Electoral de República Dominicana. Este sistema cuenta con cinco pasos (ver infografía adjunta) para procesar la información de las papeletas en las que cada elector raya su voto. El CNE ha escogido con detalle las seguridades del papel con el que están hechas para evitar cualquier alteración. El sistema de conteo rápido también trasmite la información por el sistema informático vía algoritmos, para ingresar como tales al centro de cómputo. Serán las máquinas establecidas en este lugar las que podrán descifrar el contenido de la información.
Salazar explica que los protocolos diseñados para el conteo rápido cuentan con “tres enlaces cifrados con un certificado digital y firmas electrónicas, para que las 76 juntas intermedias únicamente reciban paquetes autorizados”.
Poco control político
En dos procesos sucesivos (2011 y 2013), observadores de la OEA recomendaron al CNE cuidar más el uso de los recursos públicos “con propósitos electorales”. Esto porque los grupos de oposición se quejaban de que el Presidente de la República tenía marcadas ventajas (movilización, seguridad, acceso a medios) en su calidad de sujeto político.
Sin embargo, las resoluciones adoptadas por el Pleno del organismo electoral, no siempre acatan estos parámetros.
Un caso es la suspensión de tres publicidades de la Alcaldía de Guayaquil por considerar que tenían fines electorales a favor de Jaime Nebot. Esa decisión contrasta con la forma en la que el CNE evaluó la presencia en TC Televisión de la candidata a ese cargo por Alianza País, Viviana Bonilla, quien anunció que la señal de ‘la noche amarilla’ se abría para el Puerto Principal. Según el CNE, Bonilla no actuaba como candidata sino como hincha.
Por otro lado, el CNE más allá de sus exhortos días antes del inicio de la campaña, no ha hecho reproches por la forma en la que el Presidente actúa en esta campaña electoral para apoyar a sus candidatos.
Por ejemplo, el viernes viajó hacia Imbabura para supervisar los avances de su obra pública acompañado de candidatos. Y en la noche hizo uso de su licencia para hacer campaña. Y aunque es competencia de la Asamblea otorgar licencias a Correa, el CNE no ha realizado ningún pronunciamiento por el hecho de que estas son por horas y días, según la agenda de Correa.
Los analistas Francisco Rocha y Simón Pachano concluyen que el CNE y la Contraloría actúan de forma parcializada a favor del oficialismo y que eso va en contra de la transparencia que se busca en este proceso.
En contexto El sistema de conteo rápido que implementa el CNE es un desafío para la transparencia de estas elecciones porque, entre otras cosas, la Corporación Participación Ciudadana no hará su monitoreo independiente.
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