La plaza de La Merced, en la Calle Larga, es uno de los principales sitios de concentración durante los fines de semana. Foto: Xavier Caivinagua/EL COMERCIO
Lineida Castillo. Redactora (I) lcastillo@elcomercio.com
El 29 de octubre se iniciaron los operativos para frenar el consumo de alcohol en los espacios públicos de Cuenca. Por eso, quienes desean farrear buscan estrategias para evitar las sanciones de los agentes.
La noche del 7 de noviembre, María Fernanda celebró sus 25 años en la plaza del Farol con cuatro compañeros de trabajo.
Tienen vehículos, pero llegaron en taxi y se encontraron con Francisco, el único que arribó en su automotor.
A las 22:00, la plaza estaba llena de muchos grupos de amigos, que bebían licor. La mayoría arribó en taxi e ingresó a los bares y discotecas de la zona, ubicada en el centro de la capital azuaya.
La plaza de El Farol es uno de espacios de concentración de centros de diversión nocturna. Los otros son la plazoleta de La Merced, el paseo Tres de Noviembre, la calle Larga y la avenida Remigio Crespo.
Esa noche, el grupo de María Fernanda no entró a ningún bar y prefirió un espacio abierto y menos ruidoso. Francisco les invitó a ingresar a una discoteca, alertándoles de que es prohibido beber en espacios públicos, pero no aceptaron.
Media hora después fueron encontrados por los uniformados de la Guardia Ciudadana, quienes les retiraron las botellas y regaron el licor en una alcantarilla. Nadie reclamó, porque asumieron que habían cometido una falta. “Conozco la norma y eso no volverá a pasar”, dijo Francisco.
Desde el 29 de octubre rige la ordenanza que regula el consumo de bebidas alcohólicas en bienes de uso público. En este mes, la Guardia Ciudadana Municipal cumple con una campaña de persuasión, difusión de la ordenanza y decomiso del producto.
Desde el 29 de este mes empezarán los juzgamientos y multas económicas. Desde ahora hay quienes se cuidan de las sanciones y prefieren beber en sitios privados o en públicos, donde no hay controles.
Galo Andrés y sus compañeros de la universidad se reunieron el 7 de noviembre para beber dentro de su auto, que lo estacionó en las inmediaciones del río Yanuncay. “Ahora nos reunimos menos para evitar los apuros”, dijo el cuencano de 29 años.
Para el concejal Xavier Barrera, la campaña persuasiva da resultados. Según él, en el operativo realizado por las fiestas independencia (del 31 de octubre al 3 de este mes) se registraron menos emergencias que en la misma época del 2013.
En el último feriado, la Guardia Ciudadana decomisó y regó más de 400 botellas de los grupos de libadores. El pasado fin de semana fueron 54 en los cinco sitios conflictivos de la urbe.
Para el comandante de la Guardia Ciudadana, Guillermo Cobos, estos controles ayudan a cambiar la conducta. Un comportamiento casi común es que los infractores no se alteran cuando los guardias les decomisan el producto. “No podemos reclamar, porque estamos infringiendo la ley. Yo no debería salir de aquí manejando mi auto”, reconoció Francisco.
Cobos dijo que el personal es insuficiente para controlar toda la ciudad. De los 110 uniformados, 50 realizan turnos las noches de los viernes y sábados. “Necesitamos 400”.
Hasta finales del año se incorporarán 24 que están en proceso de formación y hay el compromiso de crear 120 nuevas plazas para el 2015.
La ordenanza establece que los guardias con apoyo de la Policía deben hacer cumplir la ordenanza municipal.
Antes que entre en vigencia las multas realizarán un simulacro de operativos con sanciones. Quien sea sorprendido infraganti deberá proporcionar sus datos personales y recibirá la boleta. Si se niega puede ser detenido. El infractor tiene cinco días para impugnar ante la Comisaría Municipal. Caso contrario pagará la multa y tiene un mes plazo.