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Aquí les va un chasco que pasó hace poco en el comercio de armas y un chiste que se contaba entre quienes trabajaban en el sector.
Una de las joyas de la corona francesa, la empresa Dassault, se dedica –entre otras cosas– al desarrollo de armas y de aviones de combate. Ellos diseñaron a finales de los ochenta el avión Rafale, el más moderno producido por Francia.
El Rafale se distingue del resto de aviones por su polifuncionalidad –se lo pensó para remplazar siete tipos de aviones de las fuerzas galas– siendo capaz de combates aéreos, ataques navales, bombardeos –incluyendo el nuclear– …, razón por la cual se pensaba que su venta a otros países sería pan comido.
Pero hasta el día de hoy no hay una sola exportación –oficial– del Rafale y su venta internacional se ha convertido en un trauma / obsesión / pesadilla del Gobierno francés. Aunque en este momento miles de uñas están siendo comidas de los nervios por la prontísima posible conclusión del acuerdo para la exportación más grande de la historia militar, con India de 126 Rafale por un monto de 12 000 millones de dólares (a grosso modo, entre 3 y 4 veces lo que nosotros pedíamos por salvar el Yasuní). Pues bien, en el 2007 Muamar Gadafi de Libia anunció el interés por un bonito contrato de 3 000 millones.
Los franceses celebraban el posible acuerdo. Gadafi fue a París y las negociaciones se pusieron en marcha durante unos años. Se planteó la posibilidad que se realicen pruebas de combate con el avión en el cielo libio a finales del 2011.
Tras la caída de las negociaciones, justo en esa época Gadafi igual pudo experimentar y considerar las proezas de los Rafale, pero en contra suya, poco antes de su muerte.
No faltaron analistas que vieron en la intervención gala en la guerra el interés de promocionar su avión a otros países interesados (siempre hay que considerar la industria armamentística al analizar los conflictos). Precisamente, los franceses conocen bien el maravilloso marketing que logra la guerra para demostrar el atractivo de las armas.
En la Guerra de las Malvinas, los únicos golpes importantes de la Armada argentina se dieron gracias al uso de los misiles franceses Exocet. Para los ingleses fue especialmente duro el hundimiento del buque destructor HMS Sheffield y los videos de los golpes de los Exocet dieron la vuelta al mundo.
A partir de ese momento esos misiles se convirtieron en un verdadero éxito en ventas.
Ahora, hay un elemento que considerar a la hora de analizar las relaciones entre Rusia y Francia, que deberían estar bastante tensas por Ucrania.
En este momento, los galos están a punto de entregar dos nuevos buques porta-helicópteros a Rusia, el Vladivostok y el Sebastopol, por un contrato de 2 000 millones de dólares.