El poder usa medios de transmisión pública para viralizar el habla cotidiana con eufemismos y medias verdades. En “Virus de la mente” Richard Brodie demuestra que las palabras infectan la realidad como un mal contagioso. La propaganda tiene el poder de contaminar los hechos usando como vector epidémico una narrativa, relato o versión adulterada. La Sociedad Interamericana de Prensa ha denunciado ya el uso de la poderosa prensa gobiernista para inocular una jerga oficial que destruye las libertades, como hace el sida con los anticuerpos. Inyectando virus en nuestras mentes debilitan nuestras defensas ante el pensamiento único.