En justo homenaje a los funcionarios del Conadis y sus directivos, en la persona del señor Eugenio Peñaherrera, director ejecutivo encargado, debo presentar públicamente las debidas disculpas por mi anterior carta “Un drama silencioso” en donde –entre otras cosas- recojo y afirmo, sin haber verificado como corresponde, una declaración realizada por la persona involucrada que, en evidente alarde de protagonismo, escandalizó a las personas presentes en ese momento en un comedor público, diciendo poseer el carné del Conadis tramitado en Cuenca por tener amigdalitis.
Lamento mucho y reconozco que me equivoqué al citar como cierta esa declaración irritante y ahora me retracto. Puedo sin embargo aducir en mi favor que nunca fue mi intención la de ofender a la institución ni a ningún funcionario en particular. Mi único propósito fue el de contribuir con el contenido general de mi reclamo a una mejor atención a ese grupo humano -los discapacitados- que se merecen nuestras mayores consideraciones.
Como colofón debo reconocer que, se ha mejorado radicalmente la atención a todos los discapacitados, brindándoles una mayor agilidad, comodidad y un trato cortés y con premura, como se pretendía.