El 6 de marzo del presente año, en el sector conocido como San Rafael en el valle de Los Chillos, al que pertenece el Colegio Farina, se dio inicio a la construcción de un nuevo puente en el carretero Ilaló, sobre el río Pita, obra que se suponía se la hacía para solucionar la congestión de tránsito que se producía en la ruta que desde La Merced, Alangasí.
El Tingo, conduce a Quito, Conocoto, Sangolquí, puesto que se esperaba que su sección y su calzada darían cabida para cuatro (4) carriles además de cómodas aceras para los peatones. Hasta hoy cinco meses hemos esperado para que su operación elimine la congestión antes mencionada, pero ¡oh sorpresa!, no han expropiado toda el área indispensable del predio colindante con el puente en el lado norte, de manera que a la salida del puente hacia el occidente hacia Quito, Sangolquí, Conocoto, se producirá un embotellamiento mayor y entonces no sólo que la congestión continuará sino que se incrementará.Si la expropiación, y con ella la ampliación de la vía en este tramo, se hacía en consecuencia con el objetivo, verdaderamente se habría dado un paso adelante, al no haberlo hecho solamente constituirá un derroche de recursos absurdo e inútil.
Otro ejemplo similar de obra absurda se tiene en la calle Isla Genovesa, otro puente sobre el mismo río Pita, infraestructura terminada hace más de ocho meses y que podía haber servido como alternativa temporal mientras se construía el antes mencionado puente en el carretero Ilaló, pero no habiéndose habilitado su salida a la calle Río Pastaza, constituye otro derroche de recursos inútil.
¿Tienen los municipios recursos suficientes para derrocharlos y el Gobierno Nacional? Antes había una Secretaría Nacional de Planificación que no permitía estas situaciones. Roberto Miño Garcés