Si volteamos las páginas de la historia sagrada y llegamos al paraíso terrenal, donde Adán y Eva tenían de todo; compartir con una naturaleza pródiga para su alimentación y estar rodeado de animalitos, bellos paisajes y agradable clima, (no era necesario el aire acondicionado) sin embargo desobedecieron la ley divina, y comieron la fruta del árbol prohibido, ¡todo lo prohibido es tentación! No llamemos pecado a la desobediencia, pero sí el primer robo. Como no existían reclusorios, Dios lo castigo desterrándolo del paraíso a una tierra inhóspita. Donde procrean a Caín y Abel y se comete el primer fratricidio por la envidia. Obviamente, como no existían jueces corruptos, Dios era el juez para castigar a los habitantes del paraíso terrenal.
La delincuencia o hechos ilícitos han existido desde el inicio de la humanidad y solo terminan con la muerte del ser humano.