Jornada tremenda, histórica, digna de este Mundial tan bonito y tan agradable a la vista. Costa Rica dejó helados del espanto a hinchas italianos con un partido prácticamente perfecto. Si esta era la Italia del tiqui-taca y el jogo bonito, la que deslumbró ante los ingleses en el debut, el estratega colombiano Jorge Luis Pinto levantó un ‘catenaccio’ tan italiano, tan latino, tal marcial que César estaría orgulloso. Increíble lo de los ticos que ofrecen no solo un acertado manejo de la pelota y un ejemplar uso de los espacios sino un estupendo estado físico, algo vital para este torneo de climas variados. ¿Y Pirlo, el héroe de la victoria pasada sobre Inglaterra? Esta vez ni siquiera su genio pudo parar a Campbell y su tropa, que de un zarpazo se clasificaron y de paso eliminaron a los ingleses.
Luego vino la tortura a la que Francia sometió a Suiza, que no ha demostrado por qué fue cabeza de serie. Con Benzema al frente, los bleus fueron implacables, contundentes, terroríficos. ¿Quién dijo que Ribery sería una baja importante, que se lo extrañaría como se añora a un padre? Pues no: sin su Napoleón a los franceses les va mucho mejor.
El cierre fue tenso, emotivo, con Ecuador derrotando a Honduras en una colección de desastrosas acciones técnicas y tácticas. El partido en general se jugó sin clase, sin exquisitez en el trato al balón pero con mucha vehemencia y entrega por parte de ambos equipos. Enner Valencia emergió entre la mediocridad general y puso a Ecuador a festejar y a pensar en que, quizás, en algún remoto recodo de las probabilidades, sea posible entrar a octavos de final. Rueda le ganó el duelo colombiano a Suárez y por fin celebró un triunfo en un Mundial. Lástima que lo más probable es que los dos estén de regreso el miércoles.