Este lunes 4 de marzo la Asamblea francesa garantizó en la Constitución el derecho de las mujeres a recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo. Francia se convierte asà en el primer paÃs del mundo en proteger el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. De hecho, el discurso del primer ministro, Gabriel Attal, se basó en esa premisa: ‘su cuerpo les pertenece y nadie puede disponer de él en lugar de ustedes’.
No obstante, el reconocimiento estatal no es una generosa dádiva del poder. En el caso francés son por lo menos 53 años de lucha los que llevaron a obtener esa garantÃa constitucional; reivindicación que inició con la firma y puesta en circulación del ‘Manifeste des 343 salopes’, quienes luego de declarar que habÃan abortado, reclamaban su derecho a la contracepción y el acceso a la interrupción del embarazo, de manera libre y gratuita.
El Manifiesto, publicado en Le Nouvel Observateur el 5 de abril de 1971, fue redactado por Simone de Beauvoir, quien buscó expresar las complejas emociones que esa reivindicación les generaba, pues ‘a diferencia de los otros seres humanos, nosotras no tenemos el derecho a disponer de nuestro cuerpo. Sin embargo, el vientre es nuestro’.
De ahà que también reivindicaran el derecho de cada una a decidir si deseaba tener niños, sin presiones de ningún tipo, al tiempo que rechazaban la ‘libertad vigilada’, según la cual médicos y otros profesionales deciden cuándo es permisible un aborto, sin tomar en consideración la opinión de las mujeres.
El Manifiesto abrió el camino para que en 1975 la ministra de Sanidad, Simone Veil, promoviera la ley de despenalización del aborto, aunque era una polÃtica conservadora. Su decisión de impulsar la legalización de esa práctica se basó en la opción ética de evitar el peligro de muerte al que se someten miles de mujeres cuando se practican un aborto clandestino, pese a ser una intervención médica de bajo riesgo si se realiza en condiciones controladas.