El tema de la eutanasia ingresó en la agenda mediática del Ecuador, por un pronunciamiento de la Corte Constitucional.
El vocablo eutanasia proviene del latín euthanasia que significa “buena muerte” o “muerte apacible”. Consiste en la intervención deliberada para poner fin a una vida sin perspectiva de cura, y se la practica tanto en humanos (medicina) como en animales (veterinaria). Desde el punto de vista médico, la eutanasia es “la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición de ésta, en un contexto médico”.
La eutanasia se practicó en las antiguas Grecia y Roma. Se recuerda que la cicuta -veneno mortal- fue utilizada como una bebida para acelerar la muerte. Fue apoyada por Platón y Sócrates -condenado a beberla por “corromper a la juventud”-, aunque no por Hipócrates, quien escribió: “no prescribiré una droga mortal para complacer a alguien, ni dar consejos que puedan causar su muerte”. Justiniano I, en “El Digesto”, sostuvo que tal decisión no era punible, porque “este auto homicidio podría ser considerado racional”.
Con el paso del tiempo, la eutanasia logró un estatus legal, con fundamentos filosóficos, jurídicos, bioéticos y religiosos, en casos, mediante normas heterogéneas, que conceptualizaron y tipificaron esta práctica, al principio, en eutanasia voluntaria (consentida por el paciente), y no voluntaria. Las legislaciones difieren según los países. Hoy en día, se reconocen: eutanasia activa legal; eutanasia pasiva legal (retiro del tratamiento y del soporte legal); y eutanasia activa ilegal (no regulada).
La eutanasia es compleja porque la vida y la muerte son categorías superiores que están inscritas en la racionalidad y la fe, y articuladas a un contexto cultural. Desde la perspectiva científica y bioética, la calificación de “irracional”, “absurda” y “diabólica” a la eutanasia, desfiguran y complican. Recordemos que el Estado ecuatoriano es laico -aunque con una mayoría de ciudadanos que profesa alguna religión-; por lo tanto, el tema debe ser tratado con respeto, rigor, dignidad y tolerancia.