En el ajedrez revolucionario las fichas son movidas sin mayor escrúpulo, cambiando las reglas del juego o interpretándolas de acuerdo a su interés. A los médicos nos han puesto en jaque en varias ocasiones: el cambio de 4 a 8 horas que no tuvo el debido proceso, el engaño de las renuncias con indemnización, la grotesca y militarizada expulsión de valiosos especialistas con la compra de renuncias obligatorias (aberración semántica en reemplazo del despido intempestivo), la ausencia de médicos en decisiones de política sanitaria, la amenaza de importar licenciados-médicos y, por último, el nuevo Código Penal que intimida con prisión, sin que hasta hoy asome la interpretación de parte de la Corte Nacional pero que, por ley, debería nacer en la Asamblea.