La necesidad de una terapia de rehabilitación, o una prótesis es lo que hace que 1 200 personas lleguen mensualmente hasta la Fundación Hermano Miguel, en el norte de la ciudad.
55 personas, entre voluntarios, doctores, enfermeras… atienden cada día a 80 pacientes en el área de terapia física.
Enrique Encalada, de 78 años, está contento con su tratamiento. Hace un año tuvo que operarse de su rodilla derecha y desde hace dos semanas va a este centro para su rehabilitación. La consulta cuesta USD 5.
La mañana de ayer, las nueve camillas de la sala de rehabilitación estaban llenas. En cada una se hacía una terapia diferente.
Kléver Bonilla, fisioterapista, dice que la sesión es personalizada y dura cerca de una hora.
Pero esta fundación se caracteriza, principalmente, por la elaboración de prótesis. Bajo medidas específicas y de acuerdo a las necesidades de cada uno de los pacientes, Marco Muñoz, jefe del área de prótesis, elabora el miembro.
Hace un mes, Mariana Flores llegó hasta este centro. La mujer acudió luego que su hija Johanna Llumiquinga, de 4 años, perdiera su pierna derecha en un accidente de tránsito.
Flores no puede ocultar su dolor al tratar de vestir a su hija. Ella aún no acepta que su pequeña perdió la pierna.
Johanna, por su parte, no ha perdido la sonrisa ni las ganas de jugar. Aunque le cuesta ponerse de pie, la niña continúa riendo mientras su madre recuerda el día del accidente.
Hace 15 días la niña inició su rehabilitación. Aunque aún no puede llevarse la prótesis a su casa, hasta que aprenda a caminar correctamente con ella, Johanna ya sabe dar algunos pasos.
Según María Eugenia Suárez, presidenta de la fundación, un paciente necesita alrededor de tres meses para poder adaptarse completamente al reemplazo de su miembro.
Esta historia se repite casi a diario entre los pacientes del centro, diceSuárez.
Una prótesis puede costar entre USD 300 y USD 25 000, dependiendo de la clase de materiales que se utilice.
La prótesis de Johanna costó USD 300, pero la pierna izquierda de Alejandra Guerra, otra paciente, costó USD 5 000.
Guerra perdió su miembro hace un mes debido a una enfermedad. Su prótesis le permitió no solo volver a caminar sino que ahora puede hacer deporte. “Me siento muy cómoda, es como una pierna de verdad”.
Muñoz explica que el precio de la prótesis depende de los materiales con los que es elaborada. Antes de realizar un aparato ortopédico, los médicos realizan una evaluación de las potencialidades de los pacientes. Con eso se busca una mejor adaptación a su condición.
La fundación atiende a todo público. Se reciben donaciones para los gastos médicos.