Estamos a las puertas de un nuevo proceso electoral. Este 5 de febrero están convocados todos los ecuatorianos para elegir autoridades seccionales, representantes al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), así como para pronunciarse en torno de la consulta popular promovida por el presidente de la República, Guillermo Lasso.
A pesar de las alertas que han despertado medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil en torno de la precampaña electoral, la presencia del narcotráfico en el financiamiento de ciertos candidatos y la ausencia de control del gasto electoral, entre otros aspectos, Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) no han hecho nada al respecto.
De acuerdo al Art. 25 del Código de la Democracia, son funciones del CNE “organizar, dirigir, vigilar y garantizar de manera transparente los procesos electorales…, controlar la propaganda y el gasto electoral…, resolver y reglamentar sobre asuntos que son de su competencia…, vigilar que las organizaciones políticas cumplan con la ley… Sin embargo, poco de esto se cumple.
Aunque en ciertos aspectos el Código de la Democracia tiene vacíos, la norma como tal existe. De igual modo, el CNE tiene la facultad de emitir reglamentos, los cuales son un complemento para los vacíos legales que se pueden presentar. No obstante, el problema radica fundamentalmente en la aplicación de la ley. Las autoridades electorales no cumplen con lo que establece la norma.
El hecho de que exista en el Ecuador cerca de 290 organizaciones políticas no es algo que se pueda atribuir a la laxitud del Código de la Democracia sino a la actuación irresponsable de las autoridades del CNE en haber facilitado la creación de nuevas organizaciones políticas. Lo mismo podría decirse frente a la realización de las precampañas electorales, la ausencia absoluta de control del financiamiento de candidaturas, la propaganda anticipada y gasto electoral, entre varios aspectos.
Al igual que las presidenciales, nuevamente seremos testigos de unos comicios sin control.