Parece el tÃtulo de un cuento, pero es la realidad. Shigeru Ban, el arquitecto japonés que recibió hace poco el premio Princesa de Asturias de la Concordia, hace casas de papel para los refugiados de medio mundo., cual si fuera un activista de la arquitectura. Es una manera de proporcionar refugio en condiciones dignas a personas vulnerables en situaciones de conflicto.
Sin duda que se trata de una arquitectura humana y humilde. Ban es un defensor de la sostenibilidad y del sentido común: en las emergencias sobra lo que no es necesario. No se trata de algo simplemente ecológico, sino lógico. En el fondo, hay una actitud ante la vida y un profundo sentido de practicidad. Salvando las debidas distancias, fue también nuestra humilde experiencia cuando por medio de Caritas Ecuador construimos 120 casas en Haità a raÃz del terremoto que asolo a HaitÃ. Todo lo superfluo estaba de más: habÃa que construir con la mayor rapidez posible un techo para miles y miles de personas que vivÃan a la intemperie. Ban ha repetido el mismo esquema en los campamentos de refugiados de la ONU y allà donde se le ha pedido su colaboración: construir casas confortables de tubos de papel y de papel prensado debidamente tratado para resistir la inclemencia del tiempo. ¿Cuánto tiempo? El suficiente para afrontar una emergencia con eficacia y dignidad.
Lo bueno del Señor Ban es que no sólo da un techo a los damnificados por catástrofes naturales o por guerras, sino que enseña a construir. No se trata simplemente de hacer una obra de caridad, sino de empoderar a la gente de su destino en base a sus necesidades básicas. Ya en el año 2014 se le concedió el Premio Pritzker, el de mayor reconocimiento de su profesión. Entonces, como ahora, se reconoció el valor social de su trabajo, el acercamiento de la arquitectura a los pobres. El premio no sólo es a una forma de construir. sino a la concordia que es capaz de generar. Es fantástico que en una forma de construcción ligera y rápida se puedan esconder tanta sabidurÃa y tantos valores.