Una niña, de padres ecuatorianos, de 11 años de edad, residente en los Estados Unidos, acaba de ser honrada con la Membresía del Gremio Nacional de Profesores de Piano de los EE.UU. Para ello, Olguita Padilla Fierro debió triunfar en un acto de audiencia nacional con un repertorio de 10 composiciones memorizadas.
Olguita es una niña excepcional que habla fluidamente español, inglés y francés y que desde hace dos años la pasaron a una escuela para niños superdotados, cuya educación no les cuesta a sus padres sino al Gobierno norteamericano. Olguita no es rubia sino morena, tampoco alta y más bien pequeñita, practica la religión católica que es la de sus padres. Ellos son profesores universitarios sin vinculaciones sociales de peso, clase media-media como millones de norteamericanos. Por el camino que va, Olguita concluirá por ser uno de los innumerables elementos que explican el porqué los EE.UU. han llegado a ser la primera potencia mundial. Ese ‘Imperio’ al que tan solo los miopes se refieren despectivamente, poniéndole todo tipo de reparos, sin mirar las realidades de sus propios entornos.
No es la primera vez –ahí están mis artículos de opinión-, en que pondero las virtualidades de la sociedad norteamericana. Ha sido capaz de crear y mantener las mejores universidades del mundo. Nada comparable a sus bibliotecas, museos y centros culturales como no ser unos pocos en Europa, milenaria. Son inversiones multimillonarias al servicio del hombre, sin distingos de raza, posición social o religión. Proporcionalmente es el país que más invierte en investigación científica y tecnológica; la relacionada con neurofisiología de la corteza cerebral suma tales cuantías que no se justificarían si no estuvieran orientadas a comprender mejor la naturaleza de la especie humana. Numerosísimas investigaciones destinadas a solucionar problemas básicos de los países del Tercer Mundo han podido realizarse gracias a becas de investigación, ‘grants’, de instituciones estadounidenses. Reaccionar es una característica bastante notable del pueblo norteamericano. El presidente Nixon fue echado del poder por amoral. Debido a pecados como la invasión a Iraq y otras fechorías, los republicanos con Bush a la cabeza, fueron castigados y en elecciones libres triunfó Obama, desde luego que por méritos propios: un negro de origen keniata que llegó a la Universidad de Harvard, tan humano e inteligente para ser considerado apto para dirigir los destinos de una nación preponderantemente anglosajona. Sí, el ‘Imperio’ sabe reaccionar: tiene los días contados su sistema financiero tradicional.
¿Volverá Olguita a la tierra de sus antepasados? Por vacaciones, seguramente, como todos los años. Yo me mantendré ilusionado a la espera de que mi nieta retorne cuando concluya su formación.