Desde el barrio, con la participación de los colectivos y la unión zonal. De esta manera, jóvenes de unas 40 organizaciones culturales han ido sumando habilidades y acciones para consolidar propuestas en Quito.
Ellos han tejido redes con representantes de otras provincias. Así lograron, por ejemplo, que en noviembre se junte una diversidad de rostros en la quinta edición del Congreso Nacional Cultura Viva Comunitaria.
Esta cita convocó a 150 representantes de Pichincha, Santa Elena, Esmeraldas, Imbabura, Los Ríos, Guayas, etc. Los Chillos, en el Distrito Metropolitano, fue la sede del encuentro.
Isaac Peñaherrera, creador urbano y diseñador multimedia, describe al evento y a las propuestas que desarrollan los jóvenes, de la mano de otras generaciones, como una fiesta nacional de artistas, gestores culturales comunitarios e instituciones.
El encuentro tuvo la premisa de debatir sobre la importancia de construir políticas públicas para el fortalecimiento de la gestión cultural comunitaria en el país.
Las temáticas
Las necesidades en el territorio, el cuidado de las tierras comunales, los derechos colectivos, el reconocimiento de las comunidades ancestrales como ejes vitales para la preservación y el cuidado de la naturaleza fueron temas que
salieron a flote.
En esa línea, Isaac adelanta que en esta semana, el Concejo Metropolitano de Quito conocerá en primer debate la propuesta de ordenanza Cultura Viva Comunitaria. Entre los temas cruciales están el reconocimiento de los procesos desarrollados por la colectividad, así como la creación de líneas de fomento y la articulación del tejido social y las instituciones municipales.
De esta manera quieren afianzar el trabajo de los colectivos y gestores para que las expresiones artísticas sean una cuestión transversal dentro de las actividades urbanas.
La ruta de la Red arrancó en 2012. Sin embargo, la pandemia y las afectaciones directas que experimentó el sector cultural fueron un motor para nuevas acciones.
En ese camino, y como parte del congreso, representantes de las organizaciones llegaron a la comunidad ancestral La Toglla, donde se impulsó la dinamización de la economía. Esta localidad se encuentra en las faldas del Ilaló, a 15 minutos del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito.
Gabriela Badiano es cantante, parte de la Red Cultural de Los Chillos y dirigente de arte y cultura de La Toglla. Ella fue el nexo para que las casas comunitarias albergaran a los participantes, quienes conocieron costumbres, emprendimientos, gastronomía y, claro, el legado de los ancestros, como la minga.
Gabriela recuerda que los integrantes de la comuna son guardianes del Ilaló y vigías de la seguridad. Han evitado robos y han solucionado conflictos puertas adentro, sin recurrir a la justicia institucionalizada. Y un tema especial es que para esta comunidad ancestral, la mujer tiene un rol destacado en la cultura.
Las huellas
En Quito, en 2022, los jóvenes que son parte de las propuestas plasmaron 25 murales con una temática transversal: identidad. Se los puede ver en puntos como Chillogallo, Lloa, Cotocollao y Calderón.
Hay unos 120 espacios culturales independientes en Quito, detalla Isaac. Y las propuestas son diversas, ya que el público en la ciudad es muy amplio.
Comuna Rodante es una de estas iniciativas. Esta ha permitido el encuentro de culturas de Quito y del país a través del arte, educación y producción de festivales, con enfoque de desarrollo.
Daniela Pabón, artista escénica, gestora y una de las fundadoras de la Red de Cultura Viva, resume el proceso de empoderamiento en una frase: “Trabajar con el otro es la mejor forma de fortalecer la red cultural y generar una expansión de los procesos”.
Visita nuestros portales: