Por lo general, diciembre es el peor mes de año para el estado de ánimo de las personas. Siempre fue el mes en el que se presentan más suicidios, incidentes familiares, problemas laborales. La gente vive más presiones económicas y psicológicas.
Un amigo de la niñez odiaba hasta adulto estas fechas ya que recordaba las carencias infinitas de niño pobre frente a tanto despliegue de luces, villancicos, regalos y comida a los que nunca pudo acceder. La pobreza, como en ningún momento del año, se vuelve más dolorosa, insoportable y evidente. Las distancias entre las clases sociales son lacerantes bofetadas, no solo para los pobres sino para todo ser humano sensible.
Pero, este ambiente pesimista tiene otros componentes no solo referidos a la pobreza y a las exclusiones sociales. El politólogo Gustavo Isch en su último artículo en Plan V, haciendo referencia a una reciente encuesta de Imasen S.A.C , revela datos alarmantes sobre el estado de ánimo y las percepciones de la gente, en los que aparece el miedo a la delincuencia junto a la carencia de trabajo como factores del pesimismo.
Esta investigación cerrada en noviembre del 2022 preguntó a los encuestados ¿Cómo se siente usted respecto al futuro? El 40% dice que preocupado, el 14% angustiado, 10,9% temeroso y el 6,2% pesimista. Esto es que el 75 % se siente mal, frente a una realidad cuyos tres problemas principales son delincuencia (80,6%), desempleo (55,6%) y corrupción (23,9%). Dificultades que según los entrevistados están empeorando.
Tales datos revelan que la ansiedad ciudadana respecto a la pobreza ha sido superada por el miedo a la delincuencia. El Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana ratifica este aserto: “9 de cada 10 personas que viven en Quito, mayores de 18 años perciben inseguridad; 9 de cada 10 personas que viven en Quito, mayores de 18 años manifestaron que cambiaron sus hábitosrutinarios por miedo algún tipo de delito”.
Diciembre, pesimismo y miedo. 2023 oscuro. Futuro preocupante.