Apenas quedan 720 ejemplares del gorila de montaña en Ruanda y su población sigue en decrecimiento. Este es uno de los ejemplos de la pérdida de las especies que se produce en África. Este continente sufre el más serio deterioro de patrimonio natural a causa de la pobreza alarmante y una enorme demanda de recursos.El de los gorilas gigantes arrinconados en zonas cada vez más pequeñas, mientras su número se reduce, es uno de los miles de casos dramáticos. Más de un tercio de las 47 677 especies evaluadas por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) se encuentra en estado vulnerable. Incluso afronta un peligro inminente de extinción.
El informe Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad, presentado esta semana, da un nuevo campanazo sobre el tema. El reporte preparado por expertos de la ONU concluye que hay múltiples indicios del menoscabo de los tres componentes principales de la biodiversidad: genes, especies y ecosistemas.
A partir de 1980, las poblaciones de aves de tierras agrícolas de Europa disminuyeron un 50% en promedio. Además, las de las praderas de América del Norte se redujeron casi un 40% entre 1968 y el 2003, aunque se observa una ligera recuperación en los últimos cinco años.
Y las aves de las tierras secas de Norteamérica disminuyeron un 30% desde finales del decenio de 1960. Asimismo, se contrajeron las poblaciones del 42% de especies de anfibios y el 40% de aves.
También se calcula que un cuarto de las especies vegetales se halla en peligro de extinción.
Entre los mamíferos también existe un riesgo de extinción más marcado en Asia meridional y suroriental. Las causas: los efectos conjuntos de la caza y de la pérdida de los hábitats. Por este mismo motivo, en Ecuador el oso de anteojos o andino es uno de los más amenazados.
Hay otro dato desalentador: las pérdidas anuales resultantes de la deforestación y la degradación ascienden al menos a USD 2 billones. Esos perjuicios ambientales pudieran evitarse con una inversión cada año de USD 45 000 millones.
Esas cifras evidencian que es desfavorable el balance de las tareas de conservación. Y dejan en el aire las 21 metas que plantearan en el 2002 las 193 partes (192 países y la Unión Europea) del Convenio sobre la Diversidad Biológica de Naciones Unidas, con miras al 2010. El informe reconoce que ninguno de los objetivos se cumplieron.
Por ejemplo, se planteó el reto de mejorar la situación de las especies amenazadas. Pero tras la evaluación de las acciones a escala mundial, la conclusión es que ese objetivo no se alcanzó, ya que las especies corren cada vez más peligro de extinción.
Otro desafío fue disminuir el consumo desmedido de recursos biológicos. Al contrario, aumentó y es una de las principales causas de la pérdida de la biodiversidad.
Luis Suárez, director ejecutivo de Conservación Internacional (CI-Ecuador), acepta que si bien hay esfuerzos interesantes para conservar a las especies, estos son insuficientes. “En el país, por ejemplo, hay avances en el lenguaje, incluso en la Constitución, pero lo sociedad no llega a valorar la importancia de la biodiversidad. La acción y la inversión pública aún son limitadas”.
Suárez y Wilson Rojas, técnico de la Dirección de Biodiversidad del Ministerio del Ambiente, coinciden en que la diversidad biológica tiene vital importancia para el ser humano. Aparte de ser fuente de alimento, ayuda a mantener los ecosistemas. Las aves y algunos insectos son agentes polinizadores. Pese a ese valor, se siguen perdiendo miles de hectáreas de bosques y se depredan recursos, por ejemplo a través de la sobrepesca, que no tiene controles.
Suárez se muestra autocrítico al aceptar que las ONG conservacionistas tampoco son muy efectivas. “Han intentado incorporar una valorización de la biodiversidad en la política pública y en la acción. Pero aún es insuficiente, ya que la pérdida de la biodiversidad va a un ritmo mucho más acelerado”.
Rojas sostiene que el crecimiento demográfico incontrolable ejerce una presión asfixiante sobre las especies y sus refugios. “Los campesinos amplían sus tierras agrícolas en detrimento de los páramos.