Música clásica no solo es aquella que fue compuesta por Bach o Ravel, por ejemplo, sino también cierta música popular. El pasillo -un género eminentemente vernáculo- forma parte del repertorio clásico del mundo, porque ha resistido la prueba del tiempo gracias a su riqueza melódica y lírica.
El pasillo se ha convertido en un género clásico porque, a pesar del transcurso del tiempo, no ha perdido vigencia formal ni emotiva: se siguen interpretando y escuchando pasillos porque su sonido y su letra siguen provocando emociones profundas en las personas.
Cada generación se acerca de manera distinta al pasillo (o a cualquier género clásico, en realidad). Esos acercamientos refrescan al género original añadiéndole nuevas armonías, nuevas voces o nuevas formas de instrumentalización, sin traicionar, la esencia misma de la música que están recreando.
Vives, con el vallenato; Calamaro, con el tango; y Café Tacuba, con las rancheras, son algunos ejemplos de músicos -o bandas de músicos- que renovaron exitosamente aquellos géneros populares, contribuyendo, de esta manera, a consolidarlos como música clásica del mundo.
Fueron capaces de aquello gracias a su profundo conocimiento de la música popular de sus respectivos países y también porque estaban bien sintonizados con la nueva música de su tiempo. En ese sentido, la genialidad de los artistas antes citados consistió en unir el pasado con el presente, en mostrar a la gente más joven la vigencia y la importancia de las melodías que escuchaban sus padres o abuelos.
Juan Fernando Velasco -un talentoso músico ecuatoriano- acaba de emprender una aventura similar. Con un grupo de artistas locales y extranjeros lanzó un disco que busca renovar esta música tan entrañablemente ecuatoriana.
El CD incluye pasillos tan conocidos como Sombras y Sendas distintas. Las versiones de estos temas incluyen nuevos sonidos y voces -como las de Franco de Vita y Fonseca- y hacen menos énfasis en la faceta lacrimógena de este género musical. Se utilizan instrumentos eléctricos y ya no solo de percusión -como se estilaba originalmente- y se aprecia que los arreglos musicales son muy modernos y cuidadosamente elaborados.
Esta iniciativa merece la felicitación y el apoyo no solo de los ecuatorianos, sino de cualquier persona interesada en escuchar buena música. El disco salió a la venta, el viernes pasado, a través de EL COMERCIO y me atrevo recomendarlo vivamente (sobre todo a los jóvenes que todavía no han tomado contacto con esta música). Gracias al aporte y al esfuerzo de Velasco y los demás artistas que le acompañan, el pasillo se consolidará como un gran clásico popular.