Ni tampoco existe restricción para obtenerlo, son las dos grandes conclusiones del primer Informe Trimestral de Oferta y Demanda de Crédito que acaba de publicar en su página web el Banco Central del Ecuador. El trabajo se refiere a los tres primeros meses del año en curso y por las respuestas obtenidas se espera que las cosas sigan igual en los tres siguientes que concluyen esta semana. Por deducción sale clara una tercera definición: al país no le faltan recursos. Existe dinero suficiente. El problema es otro. Y en ese plano estos resultados coinciden con el Banco Mundial, cuyo trabajo ‘doing business’ indica que las restricciones al desarrollo no pasan por los temas financieros.
La encuesta partió de una investigación a 138 entidades financieras (bancos, mutualistas, cooperativas, financieras, red financiera rural) que cubrieron el campo de la oferta crediticia y disponibilidad de dinero y, a 1500 empresas grandes y pequeñas (pymes) de la industria, comercio, construcción y servicios, cuyas opiniones se refirieron a la demanda de financiamiento para sus actividades.
Es tan débil la demanda de crédito que más del 80% de las empresas grandes y pequeñas no lo necesitan ni lo pidieron. Es más, el 71% no prevé solicitarlo en el segundo trimestre. La incertidumbre interna, la crisis internacional y la disponibilidad de recursos propios justifican esta contundente respuesta negativa.
De las pocas empresas que pidieron crédito alrededor del 80% lo usaron como capital de trabajo, lo buscaron para mantenerlas operativas en vista de que existe capacidad ociosa, pues trabajan al 80% (coincidencia del porcentaje) de su potencialidad.
Las sorpresas para algunos siguen. Hay un 30% de empresas con dificultades en pagar sus créditos. Incuban un problema que puede traer secuelas en la calidad de los portafolios bancarios. Por el momento, la morosidad en el sistema financiero privado es razonable. No así en la banca pública.
No hay restricción de liquidez. Se afirma que las facilidades crediticias tuvieron menores condicionantes con excepción del microcrédito, afectado por las políticas oficiales.
Todo lo dicho contradice la tesis de representantes del Gobierno que sostienen lo opuesto para imponer decisiones. Tampoco hay limitaciones al crédito. Nueva contradicción con la versión oficial. Lo que existe es una economía que consume y no invierte. Ese es el nudo gordiano.
El problema cae en un campo distinto: el de la economía real. En los sectores productivos que dejaron de invertir. Que no promueven nuevos proyectos. Por ahí se explica el desempleo y, como las perspectivas se mantienen, las soluciones no aparecen.
Se disiparon dudas. El propio BCE ha puesto una pica precisa y cuestiona lo hecho por directivos.