La angustia por no hallar empleo se refleja en el rostro de Delia Barrera, quien estudió pedagogía infantil. Por razones personales, esta cuencana de 32 años tuvo que viajar hace un año a Quito, donde vive actualmente, pero sin poder trabajar en una empresa.
“Allá nunca ejercí mi profesión. Laboraba en ventas. Pero aquí he recorrido decenas de sitios en busca de puestos similares o de secretaria, pero no pasa nada”.
Ella es parte del 26,9% de personas con instrucción universitaria que no encontraron trabajo en el segundo trimestre del 2010, según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC). Este porcentaje es nacional y está dentro de la tasa del 7,7% de desempleados a escala nacional, que recoge datos de cinco ciudades.
Quito es la ciudad donde se registra la tasa más alta de desempleo entre las personas con instrucción universitaria: 43,0%. Entre ellos está Marco Tato, de 40 años, licenciado en contabilidad.
“Llevaba la contabilidad en una oficina pero hace un año no labora y vive de trabajos bajo pedido. He buscado ejercer mi profesión en otros lados pero he encontrado barreras por la edad y porque mi carrera se encuentra saturada”.
Un estudio que hizo el Consejo Nacional de Universidades (Conesup) revela que el área de comercio y administración registra la mayor cantidad de graduados.
El último dato, que es del 2008, muestra que 18 386 personas obtuvieron su título en carreras de está área, es decir, 6 786 personas más que en ciencias de la educación, que es el segmento que ocupa el segundo lugar en lo referente a estudiantes graduados.
Para Lorena Landázuri, ex directora de la Agencia para el Desarrollo del Municipio (ConQuito), los bachilleres tienen la opción de escoger carreras alternativas en las que hay cierta demanda como ingeniería ambiental, ciencias agrícolas y humanísticas.
Pero jóvenes como Geovanny Ayala creen que cualquiera sea la carrera que se estudie se necesita de ayuda para encontrar trabajo. “Tengo 25 y soy administrador, pero no hallo nada relacionado a mi actividad porque me piden experiencia y no la tengo”.
Si para los jóvenes el factor de la experiencia es una barrera, la edad lo es para quienes sobrepasan los 35 años, como es el caso de Silverio Ibarra, de 50 y es experto en telecomunicaciones.
“Me jubilé de Andinatel y emigré a España hace 15 años. Por la situación que se vive allá regresé hace siete meses, pero ya en Ecuador me di cuenta que no valoran los conocimientos de la gente”.
Él se encuentra entre el 10,8% de desempleados entre 50 y 64 años en el país, según lo revelan las estadísticas del INEC.
Para hallar un trabajo tampoco es una garantía la cantidad de estudios realizados. Juan González, de 37 años, por ejemplo, estudió una maestría en medioambiente en Europa, pero no ha conseguido un trabajo en el que le paguen lo que él cree que merece. “Trato de desarrollar mi propia empresa y es un proceso duro porque los bancos privados cierran las puertas”.