Nuevo panorama Colombia – Venezuela. ¿qué hará Ecuador?
En estos días el señor Armando Benedetti ha presentado las cartas credenciales como nuevo embajador de Colombia ante Venezuela, con la consigna de restablecer las relaciones diplomáticas entre aquellos dos países, rotas en 2019 por iniciativa del entonces presidente Iván Duque. Según informaciones de prensa, Benedetti ha estado relacionado más con medios de comunicación y cargos parlamentarios que con asuntos diplomáticos (este es un nombramiento político).
En el pasado militó en el Partido Liberal Colombiano (centroizquierda); en 2005 se integró al Partido Unión por la Gente liderado por Alvaro Uribe (centroderecha). En 2020 cambió su rumbo político para unirse al partido Colombia Humana de Gustavo Petro (solo izquierda). En otras palabras, ha zigzagueado por distintas corrientes del pensamiento político colombiano. Tiene varias investigaciones de la justicia por corrupción de Odebretch, desfalcos y vinculación con el paramilitarismo.
Al ser preguntado sobre si con su presencia se reconocerá a un régimen investigado por la Corte Penal Internacional, respondió que el no “anda reconociendo” regímenes, porque dos países hermanos no pueden “estar en guerra”. Juan Guaidó le ha recordado algunos temas sobre los que Benedetti no quiso hablar: “7 millones de venezolanos en el exilio, tráfico y trata de personas, protección de Maduro a disidencias de las FARC y el ELN, denuncias por crímenes de lesa humanidad en Venezuela, fraude en elecciones de Maduro, etc.”
El señor Lasso, en la última campaña electoral, atacó frontalmente al régimen dictatorial de Venezuela, manifestando que en su gobierno se condenará a la narcodictadura de Maduro responsable de la gigantesca migración venezolana y de los asuntos mencionados por Guaidó. Ahora, frente a este nuevo panorama internacional, cómo reaccionará el gobierno del Presidente Lasso?
Julio Iván Rodríguez Torres
El problema de Taiwán
En estos momentos en que el imperialismo ruso sorprende a todo el mundo destruyendo Ucrania, la comunidad mundial se mantiene atenta y también sorprendida frente a la demostración de fuerza que hace el imperialismo chino mediante el lanzamiento de misiles, sobrevuelo de bombarderos y presencia abusiva en las aguas territoriales de la República de China en Taiwán.
La Resolución que produjo el cambio de sillón en Naciones Unidas en 1 971, en que China Popular fue admitida en el lugar que ocupaba Taiwán, no dice nada respecto del futuro de este último país que ha sabido llegar a ser respetado por el alto nivel de educación y preparación de sus ciudadanos, por su defensa ejemplar de la libertad y los derechos humanos ignorados por los países totalitarios, por su nivel de crecimiento económico y por su desarrollo industrial y tecnológico del cual en buena medida depende la industria mundial.
El valiente y próspero pueblo taiwanés ha demostrado que no se acobardará y luchará contra quien pretenda hacer demostraciones de fuerza o pretenda invadirlo y someterlo, y bien hacen los países desarrollados que apoyan su libertad y soberanía.
José Ignacio Albuja