Ese cereal es el ingrediente común de las bebidas de Oriente Extremo,
pero también hay otras opciones. Foto: Patricio Terán / Sabores
Entre los licores asiáticos, el más reconocido es el sake. Su acercamiento al mundo occidental ha sido más fuerte que otros licores que tienen similares características a este licor japonés. La base de esta bebida es el arroz, ingrediente que a través de cocciones y destilados se fermenta y procesa para obtener alcohol.
La bebida milenaria japonesa, señala Pablo Conselmo, miembro de la Cofradía del Vino, tiene sabores ligados a una cultura particular. Menciona que entre los licores asiáticos el sake es el arquetípico. “Pero no tiene la difusión de otras bebidas como el vino o la cerveza. Las bebidas que vienen de Oriente no están familiarizadas con nuestras tradiciones” y por tanto con el paladar ecuatoriano. Esto complica un poco más su difusión.
Para dar a conocer la cultura del sake, la Embajada de Japón organizó una cata y maridaje de esta bebida en donde amateurs y amantes del sake pudieron degustar el licor dulce traído directamente de Japón.
El sake no es la única opción cuando se piensa en ‘vinos de arroz’, así entre comillas, porque no responde a una traducción exacta, ya que carece de uva para ser considerado vino.
En China, los comensales degustan un ‘vino’ conocido como shaoxing, que se produce a partir del arroz fermentado.
Esta preparación se usa tanto como aperitivo como para la cocina. Su nombre hace referencia a una ciudad China, y su sabor es un tanto similar al jerez seco. El shaoxing es popular no solo en China sino también en el sudeste asiático.
El baijiu es otro destilado popular de este país. Se elabora con arroz glutinoso y se puede reemplazar con trigo o cebada.
Corea del Sur tiene una variedad de bebidas alcohólicas también con arroz como base. Una de las más populares es el makgeolli, una bebida que era conocida por ser la preferida de agricultores y la clase trabajadora. En los últimos años ha resurgido su consumo por el renovado interés de jóvenes y celebridades surcoreanas. Este licor es espeso e incluye levadura y agua para su cocción.
El soju coreano también es uno de los licores más representativos aunque, al igual que en China, se suele reemplazar el arroz por almidones, como papas o yuca.
Vietnam tiene un toque interesante para su bebida insignia, conocida como ‘vino de serpiente’. En la botella se hace una infusión del animal venenoso en licores de granos o de arroz; el proceso de fermentación captura la esencia de la serpiente y su veneno se disuelve en el licor, pero no afectará a los que lo consuman.
En Vietnam se tiene la creencia popular de que es una bebida medicinal.
Los licores asiáticos se convierten en un atractivo para el paladar curioso. Son bebidas que se asemejan a las preparaciones tradicionales ecuatorianas como la chicha, por sus procesos de fermentación y usos, pero cuyos sabores son novedosos y hasta exóticos.
El arrack es llamado ‘el ron de Indonesia’, aunque también se consume en otros países del sudeste de Asia. Se lo llama ‘ron’, porque está elaborado a base de cereales como el arroz, con la savia fermentada de las flores del árbol cocotero, con caña de azúcar o con frutas como el dátil. Y, al igual que la bebida caribeña, puede ser envejecido en barrica de madera. El arrack tiene un sabor intenso y un alto grado de alcohol y se usa para preparar cocteles.
Ya sea un sake dulce o uno más seco este ‘vino’, al igual que el resto de licores, explotan sus sabores en la boca, decantando en el paladar más refinado todos los procesos detrás de su creación, que en su mayoría relatan historias y culturas de cada país.