Cuando en agosto del 2019 el Gobierno egipcio se encontró con que su sistema de educación había caído al puesto 137 en los escalafones mundiales, vio al otro extremo de la lista para planear acciones. Y las autoridades reconocieron, según un reporte de Arab News, que “la educación fue una de las claves para transformar a Japón de un estado feudal que recibía ayuda tras la Segunda Guerra Mundial en una moderna potencia económica”.
La teoría del péndulo parece que se está cumpliendo en la región con un riesgo fundamental: que la distancia de un punto a otro se extreme hacia radicalizaciones irreconciliables. En principio, la alternancia es signo de salud democrática, evita la hegemonía de una sola orientación. Sin embargo, también deriva en un problema: el bipartidismo, que, más parecido a un reparto del poder de una élites, excluye a las otras tendencias. Y se puede reducir a algo aún peor: el predominio de una sola corriente, cuya poderosa maquinara no solo niega sino que anula al resto. Y sin duda está el otro lado de este problema: la proliferación de organizaciones, muchas de casi nula representatividad y aún menor capacidad estructural y arraigo para sostenerse en el tiempo.
A Roberto Morales le gusta explorar, hacer proyectos de diferente tipología y que se destaquen. Junto a Pablo Castro, su socio en TEC Taller EC, ha desarrollado construcciones que se relacionan con la naturaleza a través del uso de materiales y análisis de la presencia del sol, por ejemplo.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, no asistió ayer, 28 de septiembre, al único debate público previo a las elecciones que se celebrarán el próximo 12 de octubre.
No sé si estamos viviendo una época de cambio o un cambio de época, pero me aterran los nuevos ‘valores morales’ de nuestra sociedad, donde: insultar al prójimo es un signo de valentía; acostarse con personas extrañas, es toda una osadía; salir del clóset, una hazaña; robar y falsificar firmas ajenas para afiliarlas a cualquier partido político, una viveza criolla, una picardía o una sapada. La mentira descarada está a la orden del día y el codiciar bienes ajenos se ha convertido en una meta a cumplir.