En la madrugada de este lunes, tres locales comerciales de ropa, ubicados en el norte de Quito, sufrieron ataques de asaltantes.
La calle está vigilada siempre. Desde una vieja garita ploma de madera, un guardia observa a las personas y vehículos que ingresan allí. Por las noches, el paso se cierra con una fina cadena oxidada y nadie puede pasar sin identificarse.