No me considero un conocedor del repertorio musical académico, disto de serlo, pero impulsos de melomanía me llevan por la música como un pretendiente desmañado; tentando a la suerte con la sensibilidad abierta. Algo he aprendido con la escucha, con tropiezos y consejos. Los conciertos, la radio, los discos y videos han estado ahí, fieles compinches en la ambiciosa tarea. Y así fue mi acercamiento a Hilary Hahn, violinista de 32 años, quien mañana pisará las tablas del Teatro Sucre.