…Y las demás

El 31 de marzo del 2014 se dio arranque académico al ambicioso proyecto de tres universidades que impulsa el Gobierno: la Universidad de Investigación de Tecnología Experimental Yachay, en Urcuquí, con 187 estudiantes; la Universidad de las Artes, en Guayaquil, con 224 estudiantes; y la Universidad Nacional de Educación en Azogues, con 24 estudiantes. En total 435 cursantes.

Las tres universidades direccionadas a la excelencia, para nada serán centros de estudios en que los cursantes se encuentren por millares.

En este primer ciclo, en Yachay, los 187 jóvenes y 40 profesores -de fuera de Urcuquí- tendrán vivienda, útiles, equipos y alimentación asumidos por el Estado. Igual, los 24 jóvenes que aspiran en Azogues a su formación docente, de los cuales 17 tendrán vivienda, así como sus maestros. En Guayaquil, similar opción tendrán sus estudiantes -72 de 224 cursantes- y maestros, que vienen de otras ciudades.

Muy bien por la calidad y por el proceso seguido para la admisión, posiblemente todos de ingresos familiares medios y bajos y excelentes estudiantes.

Los maestros, con títulos de cuarto nivel -la mayoría con doctorados- y las autoridades designadas por el Gobierno Nacional tendrán remuneraciones muy superiores a las de los docentes de las otras universidades y escuelas politécnicas del Estado.

Evidentemente la elevadísima inversión en esas universidades -vi una proyección de que en un agregado de cinco años, sobrepasarían a la inversión de la totalidad de los otros centros de educación superior del Estado- de obtener el éxito que premie su concepción, formará élites.

Personalmente, como tuve que trabajar desde las aulas del colegio -vendiendo libros- y luego lo hice en la universidad, hasta que entré a la docencia municipal -diciembre de 1961- ni pensar en aquello de una educación con vivienda, equipos de estudios y alimentación.

Mi caso de ayer es el de miles de jóvenes de hoy, para ellos también debe haber la opción de universidades de calidad.

Creo que en el actual Gobierno hay esfuerzos y visiones interesantes sobre la Universidad ecuatoriana, discrepo en que se ha ahogado el real ejercicio de un cogobierno deliberativo, como está su actual estructura.

Difícil es comparar el gobierno del presidente Correa, con más de siete años en el poder, con ingentes recursos, con otros gobiernos de menos años y limitados recursos.

Contra los citados de años atrás fue la lucha por el Fondo Permanente de la Universidad. Sin embargo, debe admitirse que no siempre el gasto universitario fue de calidad, deteriorada esta por la demagogia en la gestión de su Gobierno.

En realidades sociales, la valoración final nunca debe ser sobre élites de cualquier clase, sino sobre el promedio de la sociedad para la que deben ser las políticas y las acciones de Gobierno.

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