Los hoteleros y dueños de negocios turísticos del país están esperanzados en que estos cinco días de asueto sean igual de buenos, como lo fueron los del feriado del 10 de agosto.
Ese último descanso obligatorio reactivó el sector turístico, que este año ha tenido una reducción de visitantes debido a la crisis económica y al terremoto del 16 de abril. Manabí y Esmeraldas, mucho más golpeadas por el sismo, se recuperaron en algo, porque los viajeros llenaron sus playas, hospederías y restaurantes.
El Ministerio de Turismo reportó que en todo el país se hicieron 939 000 viajes a los diferentes destinos en las cuatro regiones, frente a los 505 000 viajes del feriado de mayo. Fue un alivio, luego de siete meses casi malos porque el ecuatoriano dejó de viajar, incluso en las vacaciones escolares del régimen de la Sierra y Amazonía.
Así que es oportuna toda la promoción que han realizado los municipios, prefecturas y el Ministerio de Turismo de los destinos que se pueden visitar en este largo descanso, por el Día de Difuntos y las fiestas de independencia de Cuenca.
Como nunca antes, esta vez se vive una fiebre por hacer conocer nuevos destinos, como los de la Amazonía, o participar en festejos tradicionales o ancestrales. Por ejemplo, ahora sabemos un poco más de Orellana, Sucumbíos, Zamora Chinchipe y Morona Santiago , que hace dos años. Las autoridades y empresarios ven en esta área como una alternativa para palear la crisis, sobre todo en las zonas que se sostenían únicamente de las rentas petroleras, las cuales disminuyeron desde el año pasado.
Esa diversidad es positiva, porque el viajero tiene la oportunidad de ir a nuevos lugares y dinamizar las pequeñas economías. También es necesario que esas nuevas rutas cuenten con buenos servicios, especialmente en el hospedaje y la alimentación; que haya una buena atención y que no se abuse con precios altos, para que el turista no se asuste y regrese. Eso se espera durante este feriado.