La situación económica actual, que se expresa en una severa crisis de liquidez fiscal y su espejo en una menor liquidez en el sector privado con una reducción en el otorgamiento de créditos, empieza a manifestarse en decisiones del Gobierno que asoman como casi desesperadas. Así, la incesante búsqueda de más financiamiento interno y, sobre todo externo, la emisión de títulos valores, más pensando en pasar el bache antes que en la garantía de solidez de tales emisiones y la firma de acuerdos con empresas extranjeras que les facilite más liquidez sin importar las condiciones financieras de tales operaciones.
A paso seguido podríamos ver si venden activos del Estado en esa carrera por encontrar los fondos que requieren. Es de suponer que los grandes proyectos no están en ese imaginario esquema, pues como siempre se sostuvo, el no haber acumulado ahorros líquidos no se reemplaza con el ahorro en carreteras, proyectos hidroeléctricos o refinerías.
Cuando faltan recursos y no existe la liquidez para enfrentar tales situaciones, el ajuste se da por menor gasto, mayores ingresos o más deuda, con todos los atrasos que esto produce. No veo al Gobierno vendiendo o liquidando este tipo de activos estatales, por lo que surge la pregunta si debería empezarse a pensar en vender otros activos como los bienes muebles. Esta alternativa, obviamente, no resuelve el problema solo lo mitiga, pues la raíz está en la falta de inversión y su coletazo en el crecimiento económico y en el empleo.
Es importante señalar que para vender muebles o cualquier activo se necesita demanda. Si esta no es suficiente, o se venden los activos a precio de “gallina enferma” o simplemente no se pueden vender. La coyuntura actual no apunta a un entorno de apetencia por demandar ciertos activos que se deseen ofrecer al mercado, no solo por la escasez de liquidez y de financiamiento, sino por el entorno de inseguridad. Comprar, por ejemplo, medios de comunicación con ese afán persecutorio del Gobierno implicaría una decisión bastante bien pensada y analizada. La compra de empresas públicas estará atada a la información que se disponga de dichas compañías, la misma que en general es escasa y poco abierta. ¿Cómo adquiero una empresa si no conozco la realidad financiera de la misma? Tal vez en la compra de activos como vehículos del Estado o edificios públicos se podría tener algo más de éxito pero igual es un tema complicado.
Sin un programa económico que genere credibilidad y sin apoyo internacional importante, las decisiones de vender activos estatales solo postergaría el problema sin resolverlo. Un buen programa económico creíble y sólido permitiría vender activos y brindar esa luz que hoy falta . Sin confianza la política económica no consigue los objetivos. ¿Era o no era importante ahorrar liquidez?