La sociedad ecuatoriana, en los últimos ocho años, ha sido convocada a nueve procesos electorales. En los dos primeros del 2006 fueron las elecciones presidenciales con Álvaro Noboa frente a Rafael Correa. Al ganar la segunda vuelta, asumió el actual Mandatario y desde enero del 2007 permanece reelegido hasta hoy. En siete años ha ido consolidando su espacio. Llegó al poder en bases democráticas que han sido demolidas al aplicar las nuevas “reglas de oro constitucionales” aprobadas en Montecristi por delirantes asambleístas.
Ahora ya podemos confirmar que el hiperpresidencialismo tuvo inspiración en los esquemas de Fidel Castro en Cuba con récord mundial en el poder por 55 años, y por Hugo Chávez en Venezuela por 15 años. Esos pueblos absorbidos por el poder absoluto no pueden exhibir prosperidad económica. El Estado, al eliminar la oposición, arrasó con la libertad de expresión y también con la iniciativa privada, elementos que le han conducido a la obesidad burocrática gestora de la máxima pobreza de sus pueblos.
Después de 90 días, a partir del 23 de febrero de 2014, habrá espacios restringidos para la libertad de expresión; luego estará el Código Penal con figuras persecutorias a estrenarse, que incluye prisión a personas jurídicas. Así comenzará la etapa del silencio electoral por 1 095 días, y será remodelado el escenario fulgurante del espejismo revolucionario del socialismo del siglo XXI, en el cual “la participación ciudadana” estará en palcos laterales y el pueblo, dentro de ese Teatro, seguirá deslumbrado sin puertas de salida, ni las de emergencia.
El Consejo Nacional Electoral tendrá largas vacaciones. No requerirá convocar a “concursos públicos” para designar a los 9 vocales de la Corte Constitucional, a los 21 magistrados de la Corte Nacional de Justicia, porque los actuales tienen nueve años; tampoco a los miembros del Consejo de la Judicatura, a los del Consejo Nacional Electoral, ni al Fiscal General, porque han sido designados para seis años. Y siguen en lista, por cinco años, el Contralor, el Defensor del Pueblo, los superintendentes de Bancos, de Compañías, de Telecomunicaciones, de control monopólico, de Comunicación; y, para completar estos tiempos largos, los 7 miembros del Consejo de Participación Ciudadana y control social gozan de 5 años.
Endulzados en las mieles que saborean en el contorno generoso presidencial, partiendo de más de 40 ministerios y casi un centenar de subsecretarías, y otros sectores como la educación superior, junto a la mención anterior de altos funcionarios por períodos de entre 5 y 9 años con toda su burocracia imprescindible, es fácil concluir que la reelección indefinida presidencial vendrá oportunamente, tanto más que apoyará su “necesidad histórica” en el respaldo de las dos centenas de alcaldías y prefecturas que ganará Alianza País en febrero de 2014.