Hacía y hace falta una derecha coherente e ideológica. Con premura, que un día se comprenderá, Correa alabó a CREO por ser una derecha ideológica. Desde su aparición, he considerado que CREO renovaba a de la derecha, el que más renovaba, sin que implique una clara definición ideológica; más bien requiere hacerlo más y construir prácticas que le den identidad.
La derecha estaba anquilosada, captada por un grupito empresarial que redujo la ideología y la política al simple pragmatismo para ganar votos o ejercer el poder. En el pasado, se esperaba que la Democracia Popular y el Partido Social Cristiano se unan a pesar de sus diferencias; el peso ideológico de la Democracia Cristiana con sus cuadros políticos habría contribuido a hacer más partido al grupo político de Febres Cordero que lo convirtió en partido guayaquileño, con una perspectiva cuasi empresarial, confundiendo empresarios con cuadros políticos; una imagen perfecta de oligarquía.
Ecuador requiere partidos en serio, con definiciones ideológicas y programáticas diferenciadas, con funcionamiento constante no de simple activación en las elecciones que articule dirigentes y militantes, tejan relaciones con la población, sean permanentes escuelas de formación política; un pregobierno. Sin partidos políticos claros la sociedad termina presa de las circunstancias o de caudillos, un abandono de sí mismo que es una base de autoritarismo, una ciudadanía regalona o apática.
Ahora, hay nuevas fuerzas y los grupos antes fuertes están de bajada, incluido el PSC. Siguiendo nuestra tradición, no renovamos los partidos sino creamos otros. Hay 4 nuevos partidos, 2 de derecha y 2 de centro izquierda. No logran muchos votos, pero parecen repetir lo que pasó en el 78, cuando los partidos liberal, conservador y CFP, aunque mayoritarios hacían sus últimas lides ante la emergencia de los nuevos, la ID y la DP. Querían cambiar el modo de ejercer la política, reemplazar sin más a las otros partidos, pero tomó su tiempo antes que su votación aumente. Empero ya estuvo la tendencia de unos a crecer y otros a su declino.
Ahora los dos partidos de derecha, CREO y SUMA, como los de las otras tendencias, tienen el desafío de constituirse en una sola fuerza si cuentan crecer, frente a un contendor de envergadura, Correa. A Rodas le conviene situarse en el contexto, adquirir experiencia y ocupar un cargo público para demostrar sus capacidades; tiene tiempo en la vida. Así, en el contexto actual de una organización fuerte y de otras muy reducidas, le conviene a SUMA ser parte de CREO o en alianza, cuanto más que CREO logró votación en las dos regiones y en casi todas las provincias. En parte captó un voto “útil” contra Correa, pero también se beneficia de la despolitización y polarización que genera Correa, debería convertir sus haberes del momento en bases de una organización política.