La crisis en Europa se agrava mientras que altos funcionarios de la Unión Europea continúan enfrascados en discusiones que impiden avanzar con la celeridad que la situación demanda. Para que la zona monetaria funcione se hace necesario reformas institucionales que permitan la unificación fiscal y financiera. En un inicio se planteó que lo adecuado era iniciar un proceso de consultas para lograr la integración fiscal. Sin embargo, temas como el de la soberanía fiscal han detenido las iniciativas orientadas hacia el logro de la centralización en el manejo de las finanzas públicas. Se debe entender que el concepto de soberanía fiscal desaparece cuando el objetivo es consolidar una zona monetaria óptima. Mientras que cada país maneje sus finanzas públicas de acuerdo a sus propios intereses, irrespetando las normas de prudencia fiscal y de endeudamiento establecidas en los tratados no será posible el funcionamiento de una moneda única. Otro punto clave es el de la creación de una unión bancaria en la UE para que las instituciones financieras sean reguladas y supervisadas por una sola institución europea. Hoy cada país controla de manera independiente sus sistemas financieros lo cual no es aceptable si se quiere lograr la consolidación financiera en la zona y el regreso de la confianza perdida. Con la crisis financiera última los ministros de finanzas de los países miembros de la UE estaban dispuestos a abordar este tema con la urgencia del caso. Sin embargo, hace pocos días y a una semana de la cumbre de los líderes de la UE, el influyente ministro de finanzas alemán manifestó que en este tema había que ir más despacio poniendo en duda que se pudiera llegar a un acuerdo antes de fin de año. El ministro se opone a que el Banco Central Europeo tome la responsabilidad de supervisar a los 6 000 bancos de Europa y desea que exista una clara separación entre la política monetaria y la supervisión bancaria. De aceptarse este criterio los parlamentos tendrían que cambiar los tratados para separar los roles del BCE. Esta postura contradice a las declaraciones hechas hace cinco meses en el sentido de que la unificación de la supervisión bancaria en Europa era una prioridad con consenso entre sus miembros. Una mirada hacia EE.UU. les dará la repuesta a la forma de cómo se debe unificar la regulación y supervisión bancaria en una zona monetaria única. La Reserva Federal es encargada de regular y supervisar a bancos que utilizan el sistema de pagos que ella administra. Otras instancias supervisan bancos que operan solo en los estados. El número de bancos no es problema para ejercer control. Lo mismo podría suceder en Europa, ya que cada país cuenta con una sucursal del BCE. Lo que falta es decisión política.