Albert Camus, filósofo y escritor francés, afirmó que no es difícil obtener éxito, lo difícil es merecerlo, y el español Pío Baroja decía que el éxito solo puede conseguirse adulando al público o mintiendo. Nuestra Patria contempló absorta seis triunfos, pero después de la consulta de mayo del 2011, que raspó el éxito junto al descenso progresivo a lo largo del 2012, y para entenderlos nos iluminan esas ideas de Camus y Baroja, que junto a lo que decía Víctor Hugo: “El éxito es una cosa bastante repugnante, pues su falsa semejanza con el mérito engaña a los hombres”, porque demuestran que esos procesos triunfales se evaporaron en el genio totalitario que ejerce el poder y sus cofrades, en el turno sucesivo de la gestión pública silenciosa ante frecuentes denuncias de corrupción que caen a los sótanos.
Basta y sobra la máxima palabra del Absoluto, en cualquier escenario que incluye la sabatina tediosa pero efectiva.
Comenzó el desgaste desde su propia entraña creadora al separarse Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Betty Amores, Manuela Gallegos, César Rodríguez, el MPD, muchos dirigentes indígenas y varios alcaldes y prefectos.
Luego la pérdida de la consulta en siete provincias, y la casi paridad en Quito.
En fin, al salir del redil asambleísta cinco cuadros importantes, al mantener un bloque respetable en ideas de asambleístas de oposición, al surgir otros movimientos nacionales y provinciales contrarios, que a menos de cinco meses exhiben mensajes distintos de candidatos presidenciales como Fabricio Correa, Guillermo Lasso, Mauricio Rodas y César Montúfar.
Por fin los golpes sucesivos a bases de servidores públicos, de profesores, de enjuiciar a decenas de indígenas, de alinearse con el socialismo del siglo XXI surgido en Venezuela y en inminente peligro de caerse en 20 días, son hechos que han abierto un camino difícil para triunfar en primera vuelta en febrero del 2013.
Por eso ordenó presuroso al desautorizado Consejo Nacional Electoral verificar las firmas de millones de fichas para amedrentar candidaturas opuestas.
Sin embargo, el triunfalismo continuó en el acto social del Hotel Quito, al respaldar totalmente la acción interna y externa del Presidente del Banco Central, su primo segundo. Y seguirán así los escasos y anémicos cinco meses que faltan para febrero, período crucial para salvar la democracia impidiendo la tercera reelección.
Ante la realidad institucional del poder populista absoluto, que tiene cerrados todos los caminos, tendrán que recurrir -de urgencia- a las instancias internacionales en la ONU, La Corte de Justicia de La Haya, la OEA y su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y también todavía nos queda la resistencia constitucional interna del pueblo glorioso del 10 de Agosto de 1809 y del 2 de Agosto de 1810.