Hay dos tipos de liquidez: la de financiamiento y la de mercado. La primera es la capacidad de una empresa o persona de tener recursos frescos para comprar o invertir. Esa plata puede venir de sus ahorros o de un tercero, típicamente de un banco. Cuando hay liquidez de financiamiento también hay liquidez de mercado, que es la capacidad de una empresa o individuo de convertir un activo –un terreno o un bono, por ejemplo– en billetes.
¿Qué hace líquida a una economía? Los depósitos bancarios. El dinero en cuentas corrientes, de ahorro y en depósitos a plazo multiplica la demanda y permite que empresas y personas consuman e inviertan prolongadamente. Esto es bueno porque garantiza el funcionamiento de una economía en el largo plazo.
Por ejemplo, una empresa que firme un contrato para entregar un bien o servicio durante diez años tendrá más posibilidades de seguir operando porque sus ingresos estarán asegurados durante ese período. Para que se firme un contrato como aquel, un comprador debe tener la certeza de que podrá tener dinero suficiente –ya sea propio o prestado– para comprar ese bien o servicio durante una década.
Por eso, una economía saludable es aquella cuyos depósitos tienen plazos mayores. ¿De qué depende que las empresas y personas escojan el plazo de sus depósitos? No solo de la tasa de interés, ciertamente.
Por ejemplo, los depósitos a plazo en el sistema financiero europeo han subido desde junio de 2014, a pesar de que la tasa pasiva es negativa, es decir aún cuando el ahorrista debe pagar por mantener su dinero en una institución financiera. El jueves pasado, el Banco Central Europeo redujo más esa tasa pasiva (a -0,3% anual) y no se produjeron retiros. ¿Por qué? Porque los agentes saben que tener plata en un banco les facilita hacer transacciones y mantienen su dinero allí porque quieren seguir comprando e invirtiendo.
Los depósitos de un país comienzan a caer cuando los agentes pierden interés por hacer transacciones. Las personas y empresas se limitan a consumir e invertir lo necesario y guardan lo que les resta de dinero en casa o fuera del país.
Entre diciembre de 2014 y mediados de octubre pasado, los depósitos bancarios en Ecuador han caído en 13% y la tasa interbancaria –que refleja las necesidades de liquidez– casi se ha triplicado, hasta llegar a 2,1%.
¿Qué está pasando? Los agentes han adoptado una estrategia defensiva frente a un entorno que consideran incierto. En esas condiciones, un aumento de la tasa pasiva podría no tener mayor efecto. La caída de depósitos afecta primero la liquidez de financiamiento –porque hay menos crédito– y después la liquidez de mercado.
Hay que evitar esto a toda costa porque los activos de las familias y las empresas podrían empezar a perder valor ya que la falta de liquidez dificultaría su venta.
@GFMABest